Una pregunta para Bergoglio: ¿Y la lista de niños apropiados durante la dictadura?
Chicha Mariani se fue de este mundo esperando el reencuentro con su nieta Clara Anahí. No pudo cumplir con el último sueño de su vida.
Por Juan Carlos Martínez
El plan sistemático del robo de bebés en la Argentina fue una de las mayores atrocidades cometidas por el terrorismo de Estado. Alrededor de seiscientas criaturas fueron arrancadas a sus padres biológicos. Muchos de ellas nacieron en campos clandestinos de concentración o en maternidades públicas para luego ser repartidos entre militares, policías y civiles cómplices de aquellos criminales despojos. La mayoría de las madres desaparecieron para siempre.
Del total de niños y niñas apropiados se han recuperado 128 en los cuarenta y dos largos años que pasaron desde el comienzo del plan. O sea, apenas tres por año, un dato revelador de la lentitud y de los tremendos daños que ha producido el tardío conocimiento de la verdad, tanto para las víctimas como para sus familiares. Particularmente para las abuelas que se han ido de este mundo sin reencontrarse con sus nietos y nietas después de haber perdido a sus hijos e hijas.
Los militares no podrían haber llevado adelante semejante atrocidad de no haber existido una amplia red de complicidades civiles: desde profesionales de la salud pasando por jueces, empresarios y los grandes medios de comunicación. Párrafo aparte merece la Iglesia Católica, engranaje fundamental en el reparto de criaturas, tal como hizo en la España franquista con treinta mil hijos de republicanos asesinados.
En la Argentina se supo, desde un principio, que la Iglesia manejaba información de primera mano sobre los desaparecidos y sus hijos con registros de nombres y circunstancias puntuales que los propios jerarcas de la institución solían revelar a quienes acudían en su ayuda para saber algo de sus seres queridos.
“No la busque más… la niña está en manos de gente muy poderosa… váyanse, recen…a ustedes les falta fe” le dijo el monseñor José María Montes a Chicha Mariani cuando la fundadora de Abuelas fue a pedirle ayuda para recuperar a su nieta. Otro dato revelador de la participación de la Iglesia en el plan lo dio el fallecido poeta y escritor Juan Gelman en una carta dirigida a su nieta o nieto que publicó en el diario Página 12 el 12 de abril de 1995. Entre otras cosas, Gelman decía…”Me resulta muy extraño hablarte de mis hijos como tus padres que no fueron. No sé si sos varón o mujer. Sé que naciste. Me lo aseguró el padre Fiorello Cavalli, de la Secretaría de Estado del vaticano en febrero de 1978”. Años después, Gelman se encontraría con su nieta Macarena que había nacido en Uruguay, tal cual como se lo había dicho Cavalli.
LA PROMESA DE BERGOGLIO
Cuando el argentino Jorge Bergoglio se convirtió en el Papa Francisco el 13 de marzo de 2013, las Abuelas dirigieron su mirada hacia el Vaticano con la esperanza de encontrar en el nuevo jefe de la milenaria institución el hombre que abriría los archivos donde se guardan las listas de aquellos bebés que por esos días eran hombres y mujeres cercanos a los cuarenta años. La promesa del nuevo Papa consistió en exhumar esas listas y ponerlas a disposición de los familiares pero con intervención judicial, un trámite que se sumaba al interminable proceso burocrático en el que está inmersa la búsqueda de los niños y las niñas apropiadas durante la dictadura.
La injustificada demora de la Iglesia en entregar esas listas después de más de cuarenta y dos años de iniciado el plan sistemático, ¿no coloca a la Iglesia en calidad de cómplice o partícipe necesaria en la comisión de esos delitos de lesa humanidad? “Nunca recuperamos un solo niño con la ayuda de la Iglesia” solía repetir Chicha Mariani cada vez que hablaba del plan sistemático del robo de bebés. Chicha murió el 20 de agosto a los 94 años de edad. Casi la mitad de su existencia la dedicó a buscar a su nieta Clara Anahí pero se fue de este mundo sin poder cumplir con el último sueño de su vida. Lo único que recibió de Jorge Bergoglio desde que el ex arzobispo de Buenos Aires se convirtió en el Papa Francisco, fue un rosario con la bendición papal. “Me hubiese gustado que en lugar del rosario me dijera dónde está Clara Anahí, me dijo Chicha en una de nuestras últimas charlas.
Enero de 2018 en casa de Chicha en La Plata