A cortar pasto
Por Juan Carlos Martínez
Buenos Aires. Mañana muy fría y sin sol. Estoy en la parada de taxis. Delante mío, una mujer con dos criaturas. Llega mi turno. Un muchacho de tez morena y ligero de ropa me abre la puerta del auto. Me mira con ojos de hambre. Sí, el hambre tiene ojos y se aprecia en la mirada de los condenados al ayuno. Le doy lo que encuentro en el apuro. "Que dios lo bendiga" me dice mientras cierra la puerta del vehículo.
"Esos son unos vagos… que vayan a trabajar" desgrana el taxista antes de preguntarme el destino del viaje. Tucumán al setecientos, respondo. Me tomo unos instantes antes de responderle. No era la primera vez que me topaba con este tipo de razonamientos en la gran ciudad. Opto por responderle con una pregunta. ¿Y dónde va a ir a trabajar si se han despedido a miles y miles de trabajadores y trabajadoras y continuarán los despidos? "Que vaya a cortar pasto" responde el taxista que al parecer hizo suya la revolucionaria propuesta de Elisa Carrió.
El hombre seguía escuchando la radio y yo pensando si valía la pena continuar el diálogo con semejante interlocutor. De pronto, el conductor aumentó el volumen de la radio. El tema era la presencia de los UBER en la ciudad. El entrevistado, otro taxista, se quejaba "porque estos tipos nos van a fundir y nos vamos a quedar en la calle".
Llegamos a destino y nos encontramos con una masiva cuan ruidosa manifestación de los empleados de PAMI central. Denuncian que el gobierno proyecta despedir a cuatro mil empleados del organismo. Se sumarán a los 357 despedidos en la agencia Télam y los que ya se quedaron sin empleo en distintas actividades públicas y privadas. Pago el viaje y antes de descender del auto hago un comentario con una más que evidente carga de ironía. "Si los taxistas se quedarán en la calle por la presencia de UBER ¿Usted iría a cortar pasto?".
Con visible cara de fastidio, el tipo no me contestó o, quizás, no escuché su puteada, puso primera y se perdió velozmente entre un enjambre de coches y colectivos en la mañana porteña. Dudo que mi acotación pueda influir en el brutal razonamiento del taxista, pero si en la Argentina la situación social continúa agravándose, es más que seguro que las ofertas de cortadores de pasto habrán de multiplicarse. El hambre también.