La otra cara de la política

Por Juan Carlos Martínez

 

Ponerse en la vereda de enfrente del gobierno de Cambiemos al cabo de dos largos años de gestión después de haberle aportado votos en las urnas y en el Congreso apoyando las más retrógradas leyes, no es otra cosa que un gesto de oportunismo que conlleva una enorme carga de hipocresía.

 

Estamos hablando de Carlos Verna, de los miembros de su gabinete y de los legisladores nacionales y provinciales que desde el halago inicial dirigido a Cambiemos se han convertido en severos críticos del gobierno nacional.

 

“Ahora se puede dialogar” sostuvo Verna luego de uno de los primeros encuentros con Macri cuando el gobernador pampeano era asiduo visitante de la Casa Rosada y se abrazaba con el hombre escogido por los grandes grupos económicos para avanzar en un nuevo saqueo de nuestro patrimonio.

 

El cambio de opinión que el vernismo viene manifestando acerca del gobierno nacional responde única y exclusivamente a una cuestión electoral: las elecciones del año próximo.

 

La misma estrategia es la que Verna escogió en el caso de su actual ministro de Seguridad. Como necesitaba los votos de los partidarios de la mano dura, lo puso al golpeador de mujeres como carnada para pescar en las aguas de la derecha pampeana.

 

Ahora, cuando los vientos políticos soplan en otra dirección, la nueva estrategia consiste en dejar que Tierno se consuma entre las llamas de su propio fuego y si te he visto no me acuerdo. Este tipo de comportamientos son los que han alimentado el creciente desprestigio que envuelve a la política y a quienes la ejercen al margen de valores y principios éticos.

 

La otra cara de la política es la que se está manifestando en las crecientes manifestaciones que se observan en las calles de todo el país para resistir este nuevo e impiadoso saqueo de las bandas que gobiernan la Argentina.