De halcones y palomas
Por Juan Carlos Martínez
El derrotero político de Patricia Bullrich transita por un camino sinuoso. Su paso por diversas y antagónicas expresiones políticas definen su cambiante ideología.
De la izquierda revolucionaria saltó a la derecha represora.
En el 79 armó desde España la contraofensiva montonera, pero a la hora de subirse al avión faltó a la cita.
Juan Gasparini definió aquella actitud con el irónico "animémonos y vayan".
Los que se animaron cayeron en una emboscada, entre ellos una chica de 15 años, capturada y fusilada. Era hija de la militante montonera Ana María Cavilla.
El grito de justicia de la Piba se apagó cuando tuvo en sus manos una cuota de poder y les metió la mano en el bolsillo a los jubilados para quitarles el trece por ciento de sus magros ingresos.
Fue exiliada política durante la dictadura. Paradojas de la vida: hoy, como ministra de Seguridad aplica métodos parecidos a los que se aplicaban en los años de plomo.
Y hasta se viste con el verde oliva que tanto despreciaba.
Incendiaria a los veinte, bombero a los sesenta.
"Patria sí, colonia no", decía en sus años juveniles.
Cambiar de opinión no es delito. Pero sí es delito militarizar el país con fuerzas extranjeras sin pasar por el Congreso.
La primera línea estará en la Triple Frontera.
Con la falaz excusa de combatir el narcotráfico, la Piba reabrió el camino para reinstalar las relaciones carnales con el amo del Norte con todo lo que ello implica.
Las aves de rapiña se preparan. No vendrán en busca del oro como los españoles que trajo Colón. Ahora el botín es el agua, el gas, el petróleo y los minerales.
Y todo lo que el gendarme del mundo necesite.
En la era del gatillo fácil y la muerte rápida, la Piba encontró el lugar que estaba buscando desde que abandonó los ideales de la revolución socialista para sumarse a los sectores más reaccionarios de la sociedad argentina.
La paloma se convirtió en halcón.
(*) Durante la dictadura se hablaba de la supuesta existencia de halcones y palomas dentro de las fuerzas armadas. Se caracterizaba de halcones a los más duros en el manejo de la represión y de palomas a los que supuestamente eran más blandos para llevar adelante los objetivos del golpe del 24 de marzo de 1976. Alguien dijo entonces que las únicas palomas eran las que habitaban en la Plaza de Mayo.