¿Gatillo fácil o la ley de la selva?

Por Juan Carlos Martínez

 

¿Cómo debe interpretarse la recepción que tuvo en su despacho de la Casa Rosada el policía que mató por la espalda a un joven que huía después de haber participado en el robo a un turista extranjero?

 

El gesto presidencial es muy grave. El policía está procesado “por excesos en la legítima defensa”, pero el presidente lo recibió como si se tratara de un héroe y no tuvo empacho en difundirlo en su twitter: “Hoy recibí a Luis Chocobar en la Casa Rosada. Quería ofrecerle todo mi apoyo, decirle que lo acompañamos y que confiamos en que la Justicia en otra instancia lo liberará de todo cargo, reconociendo su valentía”.

 

Sin eufemismos, el presidente presiona a los jueces marcándoles un camino como si se tratara del patrón de estancia que se dirige a sus peones.

 

¿Eso es compatible con la independencia de poderes, con el estado de derecho, con los derechos humanos?

 

Para completar el desprecio que tiene este gobierno sobre el uso racional de las fuerzas de seguridad, sobre la vida misma, la ministra Patricia Bullrich sumó lo suyo: “Junto al Presidente @mauriciomacri recibimos al policía Luis Chocobar que salvó a un turista de la muerte. Actuó en cumplimiento de su deber de Policía y así debe ser interpretado. Queremos defender a los Policías que cuidan a la gente y no que terminen acusados o presos”.

 

El fresco recuerdo de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel y tantas víctimas del gatillo fácil estremece nuestra memoria.

 

Si el gatillo fácil que siempre se aplica a los ladrones de gallinas, a los arrebatadores de carteras y celulares y hasta los que roban un trozo de pan se aplicara a los ladrones de guante blanco, ¿Macri también recibiría a esos justicieros como héroes?

 

Está clarísimo: cuando la máxima autoridad política del país alienta, aprueba y aplaude el empleo del gatillo fácil por parte de las fuerzas de seguridad está empujando a la sociedad a vivir bajo la ley de la selva.