El mismo libreto

Por Juan Carlos Martínez

 

Los primeros pasos dados por el gobierno de Mauricio Macri fueron un anticipo del rumbo escogido por la derecha que esta vez tomó el poder prescindiendo de tanques y fusiles.

 

Lo que no significaba, claro está, que las armas guardarían silencio acalladas por ese falso espíritu persuasivo y dialoguista prometido desde lo más alto del poder político.

 

El llamado protocolo de seguridad fue el más claro indicio de la construcción del estado policial que ha ido creciendo hasta convertirse en un país ocupado militarmente.

 

No sólo por fuerzas nacionales sino con la suma de militares extranjeros que poco a poco han ido ocupando buena parte de la nuestra geografía.

 

En medio de esta escalada de colonización política, económica y militar era necesario crear el nuevo enemigo interno –los mapuches- para proteger a los usurpadores de sus tierras y justificar la entrega de nuestra soberanía a los grandes grupos económicos que vienen por nuestros recursos natrurales.

 

Es el mismo libreto que utilizaba la dictadura para aplicar el terrorismo de Estado.

 

El enemigo interno de entonces eran los disidentes reales, supuestos o imaginarios a quienes se estampaba el rótulo de subversivo o terrorista.

 

La desaparición forzada de personas se hacía a través del secuestro, su confinamiento en campos clandestinos de concentración, la tortura seguida de muerte y el robo de sus niños.
La propaganda de aquel tiempo contaba con el aporte de los grandes medios de comunicación, convertidos en voceros de las mentiras oficiales.

 

“En un enfrentamiento fueron abatidos cinco terroristas” decía uno de aquellos comunicados en los que la dictadura pretendía crear un escenario de guerra para tapar los crímenes.

 

Los llamados cinco terroristas era el matrimonio de los jóvenes Miranda-Lanuscou y sus tres pequeños niños: una beba y sus dos hermanitos de cuatro y cinco años.

 

En otros “enfrentamientos” los abatidos aparecían con un disparo en la nuca.

 

Tanta era la impunidad reinante, que en muchas de las actas de defunción de las víctimas podía leerse: “Muerte producida por estallido de masa encefálica producido por un disparo de arma de fuego”.

 

En alguna edición de Lumbre publicamos lo que entonces llamamos “las actas del horror”.

 

Los caminos que está recorriendo el gobierno de Cambiemos lo acercan peligrosamente a ese ominoso pasado.

 

La desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado y el reciente asesinato de Rafael Nahuel (21) quien recibió un disparo por la espalda, producto de una criminal represión a la que el gobierno califica de “enfrentamiento armado” no es otra cosa que repetir, no sólo el libreto de la dictadura, sino sus métodos.