Los jueces y los libros
Por Juan Carlos Martínez
Martes 14 de noviembre. Estaba esperando que se me autorizara a ingresar a la sala de audiencias del Colegio de Abogados donde se realiza el juicio a militares, policías y civiles involucrados en delitos de lesa humanidad cometidos en La Pampa durante el terrorismo de Estado.
De pronto, se acerca el juez Pablo Díaz Lacava con un ejemplar de mi libro El Golpeador, me saluda y me pregunta si yo era el autor de esa obra.
Tras mi respuesta afirmativa, me dice que los empleados judiciales no pueden recibir obsequios, que les está terminantemente prohibido recibir regalos y a partir de allí se extendió en lo que parecía una clase magistral de ética que le estaba dando un juez a un periodista.
¡Qué bueno que los jueces defiendan y difundan los valores de la ética!
Muy oportuno, sobre todo en un momento en que la ética brilla por su ausencia opacada por un creciente proceso de degradación que, incluso, se ha extendido peligrosamente al propio Poder Judicial.
Sin salir de mi asombro, le dije al juez Díaz Lacava que no estaba de acuerdo con su decisión puesto que un libro no puede confundirse con una dádiva y que en el caso particular de El Golpeador, sus contenidos abordan temas de rigurosa actualidad, como la violencia de género.
También puntualicé el valor pedagógico que tiene el libro sobre la libertad de expresión, un derecho reafirmado por el fallo dictado por la ex jueza Verónica Fantini en una demanda de censura planteada justamente por Juan Carlos Tierno, actual ministro de Seguridad, figura central en el mencionado libro.
No sé si el juez Díaz Lacava ha leído ese fallo en el que se aplicó por primera vez en La Pampa jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
A lo mejor me invade un halo de subjetividad, pero dudo que coincida con el contenido de aquella sentencia.
Pero como para que nadie interpretara que se trataba de censurar mi libro, el magistrado me sugirió que la donación la podía hacer a la Biblioteca Judicial y allí terminó mi fugaz y sorpresivo encuentro con uno de los jueces que integra el Tribunal Oral Federal.
En el mismo libro que Díaz Lacava rescató (¿es un exceso decir secuestró?) de las manos de una empleada, el magistrado encontrará datos muy claros, precisos e ilustrativos sobre la ausencia de todo principio ético cuando los irreverentes ostentan una importante cuota de poder político.
Me gustaría saber si el juez Díaz Lacava, más allá del incidente ocurrido con mi libro, ha intervenido u opinado en otros casos en defensa de la preservación de los principios éticos dentro de la judicatura pampeana, particularmente en los tribunales de General Pico, donde este magistrado ha cumplido buena parte de su carrera judicial.
Me refiero a la participación de varios funcionarios judiciales de esa circunscripción que han estado involucrados en actos no sólo reñidos con la ética sino contrarios a la letra y el espíritu de las leyes.
Resultaría imposible resumir esos actos en un breve comentario periodístico, pero en mi libro La Pampa Nostra se incluye un extenso y documentado capítulo referido a la participación de altos funcionarios judiciales en el despojo de campos del que fueron víctimas personas de avanzada edad y en situación de altísima vulnerabilidad.
Réquiem para la ética.
LA OTRA CARA
El mismo día que el juez Díaz Lacava me devolvió el ejemplar de El Golpeador en nombre de la preservación de los principios éticos que reinan en nuestra judicatura, una joven de Macachín escribió en su muro unas líneas referidas a mis libros, con cuyas tapas ilustró el escrito.
Evita Dietrich
14 de noviembre a las 23:19
Lo lindo de conocer personas en este ambiente es que te den un gesto de atención al haber tenido una charla sobre mis gustos de historia Argentina y de La Pampa de la época de la dictadura y de la actualidad que vivimos en esta provincia. Que Juan Carlos Pampa Martinez me obsequie "El Golpeador" que tanto buscaba conseguir y "La Pampa Nostra", que después de conversar y saber que el tema de la dictadura me interesa muchísimo y me llega mucho al alma me termine obsequiando sus dos libros más "La Madre De Hierro" y "La Apropiadora" es el gesto de humildad y amor más grande que vi en mi vida.
Le estoy eternamente agradecida y me emociona hasta el alma tener esos 4 tesoros en mi casa
Abrazo grande y cariños!
Evita