Durango entre dos Santiagos
Por Juan Carlos Martínez
La senadora Norma Durango tuvo un cruce verbal con Patricia Bullrich. Ocurrió cuando la ministro de In-Seguridad concurrió al Senado de la Nación para des-informar sobre la desaparición forzada de Santiago Maldonado.
Un hecho al que el gobierno sigue calificando de extravío a pesar de los sólidos testimonios que confirman que fueron efectivos de Gendarmería los que se llevaron a Santiago en un operativo dirigido por Pablo Noceti, jefe del gabinete de Patricia Bullrich, un abogado defensor de militares acusados de delitos de lesa humanidad, entre ellos el coronel Fabio Iriart, activo represor que actuó en La Pampa durante la dictadura militar.
La senadora Durango quiso saber por qué no habían sido separados preventivamente los gendarmes que participaron en el operativo.
“Yo no voy a tirar por la venta a gendarmes y policías”, respondió Bullrich con tono militar.
Su respuesta fue muy parecida a la que daban los militares cuando los familiares de los desaparecidos demandaban información sobre el paradero de sus seres queridos.
“No están ni vivos ni muertos, están desaparecidos” decía el genocida Videla, entonces el máximo jefe de los desaparecedores.
El pacto de silencio, basado en el espíritu de cuerpo militar, es el mismo que utiliza el gobierno democrático en el caso de la desaparición de Maldonado.
Ni vivo ni muerto, está extraviado.
Volviendo al cruce verbal de Durango con la gendarme Bullrich, algunos interpretaron que en la pregunta de la senadora pampeana hubo una dosis de oportunismo político.
El razonamiento, que compartimos, es el siguiente. ¿Por qué Durango no hizo el mismo planteo ante el gobernador Verna por la muerte de otro Santiago, el cazador de liebres Santiago Garialdi, ejecutado por un policía que cumplió a rajatabla una orden expresa del ministro de In-Seguridad provincial Juan Carlos Tierno?
¿Por qué no pidió la separación preventiva de un ministro que además de ser responsable de ese asesinato, ejerce el cargo a pesar de haber sido condenado a dos años de prisión por abuso de autoridad?
Otra pregunta. ¿Por qué Patricia Bullrich se perdió la oportunidad de plantear esos interrogantes a Durango?
Simplemente porque entre Tierno y Bullrich existen estrechos vínculos políticos e ideológicos, uno de ellos el llamado protocolo de seguridad en el que aparece la mano dura del golpeador y torturador de mujeres.
Los tiempos electorales suelen influir en las manifestaciones políticas y en el afán de ganar votos -como en este caso le ocurrió a la senadora pampeana- en lugar de ser dueña de sus silencios se convirtió en esclava de sus palabras.
Durango no tuvo en cuenta aquel viejo proverbio que dice: “no hables si no tienes nada que decir”.