Espíritu de cuerpo

Por Juan Carlos Martínez

 

El espíritu de cuerpo es una cultura de origen militar que también se observa en otros sectores de la sociedad, obviamente con las diferencias que existen entre una y otra.
No es lo mismo el espíritu de cuerpo basado en la rigidez de la obediencia ciega que el espíritu de cuerpo que se nutre de la racionalidad de sus actores.

 

El ejemplo más elocuente lo experimentó Raúl Alfonsín cuando puso en manos de los tribunales militares las investigaciones acerca de lo ocurrido en el país a partir del golpe del 24 de marzo de 1976.

 

El espíritu de cuerpo militar prevaleció sobre la verdad y Alfonsín no tuvo más remedio que derivar las actuaciones a los jueces civiles que luego juzgaron y condenaron a las Juntas Militares como responsables de un plan criminal de exterminio, tal como expresó el histórico fallo.

 

Todo viene a cuento a raíz de la desaparición forzada del joven Santiago Maldonado (28) secuestrado por la Gendarmería, tal como lo demuestran las pruebas y los testimonios recogidos hasta ahora.

 

A la complicidad de ese organismo de seguridad con la desaparición de Maldonado se sumó la del propio gobierno nacional, no sólo por no haber actuado con la premura a la que está obligado en estos casos sino por las sospechas lanzadas al vuelo sobre la víctima y sobre la propia comunidad mapuche.

 

Actitud que demuestra claramente que el gobierno comparte con Gendarmería el espíritu de cuerpo al hacer causa común con el principal sospechado de la desaparición forzada de una persona.

 

El protocolo de la ONU para casos de desaparición forzada de personas establece que cuando hay pruebas o sospechas sobre la participación de un organismo de seguridad en los hechos, lo primero que deben hacer las autoridades de gobierno es apartar a esa fuerza de las investigaciones.

 

Sin embargo, en el contexto de la realidad que vive la Argentina, con un gobierno dispuesto a imponer sus políticas con el creciente uso de la fuerza bruta, ¿es posible encontrar un organismo de seguridad que garantice una investigación seria y objetiva en busca de la verdad sobre lo ocurrido con Santiago Maldonado?

 

¿Es posible encontrar una fuerza de seguridad que sea capaz de desprenderse del nocivo espíritu de cuerpo?

 

Ni hablar de las presiones que llegan a fiscales y jueces para entorpecer o evitar que las investigaciones avancen en busca de la verdad.

 

El paso de las horas y los días desde que Santiago desapareció aumentan la angustia y la incertidumbre de sus familiares y de todos quienes no estamos dispuestos a revivir el horror que nos hizo tristemente célebres en el mundo: la desaparición forzada de personas.