¿Patrón de estancia o capo mafia?

Por Juan Carlos Martínez / Ilustración: Sergio Ibaceta para "Entre Pocillos", en El Diario

 

Que La Pampa es, desde hace mucho tiempo, un feudo, lo sabe todo el mundo. Como sabe que los gobernadores que se han sucedido desde 1983 a la fecha, unos más que otros, gobiernan como verdaderos patrones de estancia. Carlos Verna es el que más se parece al estanciero de nuestras pampas. O al capo de las mafias italianas. Incluso ha superado con creces en esa condición a su enemigo íntimo Rubén Marín. Además del personalísimo manejo que pone de relieve en su gestión, Verna complementa sobradamente ese perfil a través de su lenguaje. “La plata la pongo yo” le dijo en la cara al intendente Altolaguirre y de esa manera ratificó lo lejos que está del funcionamiento del sistema republicano de gobierno. Si es cierto que la plata la pone Verna, tendría que decir si es plata de su bolsillo y de dónde la sacó. Cada vez que Verna habla de La Pampa en primera persona, asoma el temor de que a través de su lenguaje pueda estar instalando la idea de privatizar la provincia aprovechando el contexto favorable que le brinda el gobierno de Macri.

 

FASCISMO SOCIAL

 

Frente a esta forma de gobernar en democracia, es oportuno remitirnos a lo que el sociólogo portugués Boaventura Sousa Santos llama Fascismo Social. Lo que ocurre en la Argentina en general y en La Pampa en particular, encaja perfectamente en la idea desarrollada por Sousa Santos. Vale la pena compartirla.

 

"A diferencia del anterior, el fascismo actual no es un régimen político. Es más bien un régimen social y civilizacional. Se trata de un tipo de fascismo pluralista producido por la sociedad en lugar del Estado. El Estado es aquí un testigo complaciente, cuando no un culpable activo. (...)

 

-Distingo cuatro clases principales de fascismo social. La primera es el fascismo del apartheid social. Es decir, la segregación social de los excluidos a través de la división de la ciudad en zonas salvajes y zonas civilizadas. (...).

 

-La segunda fase del fascismo social es el fascismo para estatal. Se refiere a la usurpación de las prerrogativas del Estado por parte de actores sociales muy poderosos que, frecuentemente con la complicidad del propio Estado, o bien neutralizan o bien suplantan el control social producido por el estado.

 

-El tercero, el fascismo de la inseguridad, tiene que ver con la precariedad laboral y los múltiples riesgos para la salud que acompañan a ésta; los cuales generan en las trabajadoras y los trabajadores una fuerte ansiedad e incertidumbre.

 

- Y el cuarto, el fascismo financiero, parte de la lógica que controla los mercados financieros, una lógica de casino individualizado cuyas estrategias permean hacia instituciones como el Fondo Monetario Internacional o los bancos centrales.

El incremento de la desigualdad y la polarización social es el resultado de todas estas formas de fascismo social. Una crisis económica, social y política cuyas consecuencias marcarán nuestras vidas por muchos años".