Una forma de prolongar la agonía de los pobres

Por Juan Carlos Martínez

 

Nuestra capacidad de asombro es inagotable. Y lo será mientras la realidad en la que estamos envueltos siga superando a la ficción.

 

Uno no sabe si los impulsores de ciertas iniciativas oficiales viven en un mundo artificial o si creen que el resto de los mortales habitan en el limbo.

 

Lo acabamos de leer en medios periodísticos pampeanos: “Con una prueba piloto, La Pampa implementará el modelo de gobernabilidad que propone el gobierno de Salta para fortalecer su lucha contra la pobreza en todo el territorio salteño”.

 

Y agrega: “El Gobierno de la Pampa busca vincularse con Salta a partir de las recomendaciones de otras provincias y también del gobierno nacional”, dijo, sin inmutarse, la ministra Alonso con el mismo desparpajo con el que Macri anunció la construcción del camino hacia pobreza cero aplicando uno de los más salvajes ajustes.

 

O sea, que para nuestros sesudos burócratas el problema de la pobreza no se origina en las desigualdades que genera el sistema capitalista sino en los modelos de gobernabilidad que aplican los gobiernos.

 

Como si esos modelos se salieran de la matriz capitalista y de los efectos negativos que este sistema genera, particularmente para los sectores más vulnerables.

 

Además, elegir a Salta como ejemplo de la lucha contra la pobreza es como poner a Tierno al frente de una campaña contra la violencia de género.

 

Es que si hay una provincia de tradición feudal donde la diferencia de clases está marcada a fuego, Salta puede ser elegida como modelo nacional.

 

Luchar contra la pobreza siguiendo el modelo de Salta y ajustarse a las “recomendaciones” del gobierno nacional, como dice Alonso, más que un plan de trabajo es un juego para entretener a la gilada, uno de esos cuentos chinos que Macri y Verna nos regalan cotidianamente.

 

Luchar contra la pobreza sin analizar las causas que la generan es una abstracción como la de predicar la paz desde una fábrica de armamentos.

 

La ecuación es muy simple, pero estos burócratas nunca irán al fondo del problema por temor a que los pocos que acumulan la riqueza que producen muchos dejen de repartir las migajas con las que prolongan la agonía de los pobres.