Te estamos filmando

Por Juan Carlos Martínez

 

Te estamos filmando es una suerte de advertencia para quienes transitan por determinadas zonas. Forma parte de las muy de moda medidas llamadas de seguridad.

 

Un recurso que ha ido creciendo desde que el gobierno de Cabiemos optó por recorrer el viejo camino del autoritarismo y la dictadura.

 

Desde entonces, todos somos sospechosos.

 

"Gente desconocida y en actitud sospechosa", llame a la policía rezaba un enorme cartel colocado a la vera de la ruta 5, en el kilómetro 593.

 

Fue instalado durante la presencia de Juan Carlos Tierno como ministro del primer mandato de Carlos Verna.

 

Las cosas no han cambiado. Todo lo contrario. Los sospechosos aumentan día a día. Nos han invadido como los mosquitos. Y como el síndrome de la sospecha se ha instalado como para quedarse mucho tiempo, las cámaras fijas que hay en calles, plazas y edificios públicos y privados ya no son suficientes.

 

Ahora circula por las calles de Santa Rosa una cámara móvil instalada sobre el techo de una camioneta Hyunday Tuckson 400, de color blanca.

 

La ofensiva para controlar a los ciudadanos avanza como la lava de un volcán en erupción y se dirige por tres frentes instalados al mismo tiempo: miedo, sospecha y represión.
Al espionaje interno se suma otra iniciativa del ministro vigilante.

 

Consiste en instalar escuchas telefónicas controladas por nuestros supremos judiciales como garantía de que el recurso no se usará para espiar a disidentes del gobierno ni para poner la oreja en nuestras vidas privadas.

 

Por más que haya sido el actual presidente quien dio semejante ejemplo democrático cuando se convirtió en espía telefónico, incluyendo a sus parientes como destinatarios de aquellas escuchas.

 

Lo que podria hacer el gobierno como prueba de su preocupación por la seguridad, la libertad, la justicia y los derechos humanos es colocar cámaras en el interior de celdas y calabozos de cárceles y comisarías.

 

No para que el público observe todo cuanto ocurre en el interior de esos infiernos sino para que jueces y fiscales sepan de qué manera se cumple el artículo 18 de la Costitución Nacional, particularmente en la última parte referida al trato que reciben las personas allí confinadas, cuyo contenido vale la pena recordar:

 

"Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice".

 

Carcelero, te estamos filmando