La Banelco te saluda
Por Juan Carlos Martínez
Es cosa sabida que el jefe de una mafia no comparte el poder que ostenta. No tiene ni cultiva amigos. Sólo se rodea de seres sumisos y obedientes. Personas que estén dispuestas a marchar al compás de sus decisiones. Sus órdenes no se discuten: se cumplen. Obediencia debida. Como la que le debe el esclavo a su amo. Los políticos formados en estas escuelas se rigen por esos códigos.
Carlos Verna es, sin duda, uno de los hombres que mejor se manejan en ese submundo de la política. Sus alumnos saben que no hay otro camino para continuar a su lado. Obedecer, obedecer, obedecer. La galería de obedientes es conocida. No son muchos. Pocos pero buenos alumnos.
Daniel Lovera (Loverna lo llaman algunos) es uno de ellos. El jefe lo convirtió en senador de la Nación. No es poco para uno de esos sindicalistas que suelen egresar de la escuela del peornismo, como le llama Horacio Verbitsky a lo peor del peronismo. De esa misma escuela también salió Carlos Aragonés, padrino político de Marín en un tiempo y después del mismísimo Verna. El origen sindical de Aragonés y Lovera es el mismo: dirigentes del gremio de Empleados de Comercio.
La política y el comercio suelen mezclarse. Mercantilismo político. En una foto recientemente difundida por las redes sociales, el senador Lovera aparece en su despacho de la cámara alta con tres visitantes. Uno de ellos es el ex senador Alberto Tell, involucrado en las coimas del Senado cuando el gobierno de Fernando de la Rúa mandó a sacar cinco millones de dólares de la SIDE para que nuestros ilustres representantes aprobaran la Ley de Flexibilización Laboral.
Tell y todos los senadores que recibieron las coimas no fueron condenados, lo mismo que el presidente de la Alianza, su ministro Flamarique (el de la Banelco) y el arrepentido Mario Pontaquarto a pesar de haberse autoincriminado como el repartidor de los cinco palos verdes. Otro que zafó fue el pampeano Jorge Cosci, ensobrador de una pila de dólares que dijo no saber a qué bolsillos iban a parar. Cosci era secretario de Verna en la Comisión de Presupuesto y Hacienda. Todavía sigue en el Senado de la Banelco.
La causa prescribió sin condenados y como la mala política y la impunidad siempre transitan por el mismo camino, Verna también se dio el lujo de crear en General Pico varias fundaciones truchas con dineros extraídos del Tesoro del Senado. Las famosas cajas negras. Dicen que Lovera le mandó la foto a Verna con una breve dedicatoria: La Banelco te saluda.