El gran bonete

Por Juan Carlos Martínez

 

Es difícil por no decir imposible encontrar funcionarios públicos capaces de hacer una autocrítica de su propia gestión. Tan difícil como encontrar una aguja en un pajal.

 

Los que llegan nunca encuentran nada bueno en la tarea de los que se van y los que se han ido nos cuentan maravillas de lo que le han dejado a los recién llegados.

 

En medio de ese cruce de acusaciones aparece la cruda realidad que vivimos, obra de unos más que de otros pero que en definitiva los envuelve a todos.

 

Con la llegada de Cambiemos al gobierno, el juego del gran bonete se ha extendido por toda la geografía hasta convertirse en la principal herramienta que los burócratas de turno utilizan para justificar lo que hace o dejan de hacer.

 

Lo hacen para esconder su incapacidad y su falta de interés para resolver los angustiantes problemas de los ciudadanos, particularmente de los más vulnerables.

 

La maldita herencia y el "se robaron todo" sigue siendo el caballito de batalla de un gobierno que -vaya paradoja- está habitado por varios ladrones de guante blanco que ocultan el producto de sus robos en paraísos fiscales.

 

El juego del gran bonete también se practica en La Pampa bajo la dirección del gobernador Verna, un reconocido maestro en el arte de entretener a la gente.

 

¿Yo señor? No señor… el gran bonete lo tiene el rabino Bergman, dice el hombre de la Banelco.

 

Y el mesiánico que nos mandó Macri para apagar los incendios nos dice que es mejor rezar que echar agua sobre las llamas mientras el fuego arrasa con todo lo que encuentra a su paso.

 

Y en ese ida y vuelta de reproches, uno no puede omitir que detrás de este Verna crítico hay un Verna cómplice por haber mandado a votar a Macri y por haberle ordenado a sus legisladores nacionales que levantaran sus manos para pagarle a los buitres y para que aprobaran las leyes del nuevo saqueo neoliberal en marcha.

 

Junto al crítico Verna aparece un coro de obsecuentes que se suman al juego del gran bonete cargando las tintas sobre el mesiánico rabino por los incendios como si no supieran que Bergman y todos los que rodean a Macri forman parte del proyecto ultraconservador que ellos apoyaron con sus votos o con sus silencios.

 

Separar a Macri de Bergman es como separar a Verna de Tierno. O a Tierno del golpeador y torturador de mujeres.

 

El juego del gran bonete refleja el nivel de degradación política que nos envuelve.