¿La Banelco de Macri para otra flexibilización?
Por Juan Carlos Martínez
Todo indica que Mauricio Macri se encamina a repetir la historia que Fernando de la Rúa escribió para complacer al empresariado a través de la flexibilización laboral. Los actores no son los mismos, pero hay razones objetivas para creer que el aroma a coima flota en el ambiente como en los tiempos de Flamarique, el ministro de Trabajo de la Alianza, aquel que le dijo al camionero Moyano que todo se arreglaba con la Banelco.
El escándalo estalló a partir de la lectura de un anónimo que llegó a las manos del entonces vicepresidente Carlos Chacho Álvarez, quien finalmente renunció a su cargo vencido por la cadena de complicidades políticas y judiciales que trabajaron a favor de la impunidad.
Fueron cinco palos verdes extraídos de las inagotables arcas de la SIDE que el arrepentido Mario Pontaquarto cargó en sus maletas para distribuirlos entre los senadores que votaron a favor de la flexibilización laboral (y de varios que se hicieron los distraídos), uno de los golpes bajos que suelen recibir los trabajadores cuando los que gobiernan son funcionales al poder económico.
La causa terminó sin condenados pese al cúmulo de pruebas y testimonios reunidos, entre los que se incluyó la autoincriminación que hizo el propio Pontaquarto con lujo de detalles.
Por aquellos días, Carlos Verna presidía la estratégica Comisión de Presupuesto y Hacienda, cuyo secretario era el arquitecto pampeano Jorge Cosci, conocido por "el ensobrador". Apodo que nació de su propia confesión entre amigos que luego no repitió ante el juez de la causa.
Cosci había dicho que él se encargó de ensobrar pilas de dólares pero que ignoraba para quién iban destinados. El juez Gabriel Cavallo, hoy abogado de la apropiadora de dos menores, Ernestina Herrera de Noble, admitió que tenía certezas pero que le faltaban pruebas.
¿Otra vez la Banelco?
El presidente Macri acaba de retomar el camino de Fernando de la Rúa, esta vez para favorecer a la oligarquía petrolera que gira en torno de Vaca Muerta. El punto de partida es nuevamente la flexibilización laboral, según un acuerdo firmado con los empresarios del sector para la explotación del yacimiento de energías no convencionales.
La base de ese acuerdo es una reducción de la cantidad de trabajadores y jornadas laborales de doce horas, como en los viejos tiempos previos a la implantación de la ley de ocho horas propuesta por Alfredo Palacios y votada por el Congreso Nacional.
"Esto va a ser una verdadera revolución del trabajo" dijo Macri muy suelto de cuerpo mientras la contrarrevolución del trabajo se materializa en miles y miles de despidos que se vienen produciendo tanto en el sector público como privado.
"Estamos mal pero vamos bien" diría el mercenario Bernardo Neustadt.
Ir bien para Macri no es otra cosa que cargar más miseria sobre los trabajadores. El convenio elimina el adicional que perciben los obreros por el tiempo que emplean desde sus hogares hasta los pozos. También podrán reducir la cantidad de trabajadores por equipo de perforación, decidir el momento de suspensión de las actividades y podrán flexibilizar la rotación por distintos puestos.
Pereyra lo celebra
El dirigente sindical de los petroleros y actual senador nacional Guillermo Pereyra, conocido por sus estrechos vínculos con los empresarios y por algunas actividades non sanctas, celebró el acuerdo como si se tratara de un triunfo épico de los trabajadores y rechazó las críticas por haber firmado el convenio.
"Lo pactado con el gobierno -dijo Pereyra- es que no se trabajen 30 días en el campo sino que las jornadas sean de doce horas". Y como para despejar sus propias dudas, pidió "que me expliquen dónde está la flexibilización laboral".
No en vano Macri, al aludir a la presencia de Pereyra en el acto celebrado en la Casa de Gobierno, habló de "nuestros amigos, los representantes de los trabajadores".