Prohibir, la palabra más usada por el loco de La Pampa
Por Juan Carlos Martínez
Una de sus últimas locuras lanzadas sin anestesia por Juan Carlos Tierno acaba de confirmar que nuestra capacidad de asombro es inagotable. El ministro golpeador y torturador de mujeres elegido por Verna para dirigir por segunda vez a la policía bajo los códigos del garrote y las balas, sigue avanzando en su empeño de imponer el control social aplicando métodos propios de los regímenes autoritarios o dictatoriales. Todos los caminos lo conducen al mismo objetivo, pero el que más le apetece es el del miedo. Sabe que el miedo paraliza. Y aunque se trata de una de las herramientas preferidas del fascismo, en la Argentina de Macri y en La Pampa de Verna se la puede utilizar cotidianamente aunque contraríe la letra y el espíritu de la Constitución y el estado de derecho. En uno de sus habituales mensajes intimidatorios que esta vez estuvo dirigido a los intendentes municipales, les “sugiere” que no autoricen espectáculos públicos masivos.
El argumento es tan descabellado como todo lo que puede hacer un psicópata con poder y protección política y judicial. Tierno planteó que restringiendo los permisos para fiestas masivas “se evitan consumos problemáticos de sustancias y otros riesgos”. Dice, también, que hay que actuar “con criterio impeditivo restrictivo”.
Ya no se trata de irrumpir con matones a sueldo en una fiesta privada de carácter familiar, prohibir a los chicos de 12 años andar en bicicleta o perseguir y golpear a personas de piel morena que no visten ropa de marca. Ahora hay que avanzar sobre una cada vez más ancha geografía para ajustar el control social, un objetivo que Tierno lo resume con su particular lenguaje, cuya interpretación ni siquiera pueden desentrañar los más avezados profesionales del derecho, la psicología o la semiótica.
COMPARACIONES
Cuando Tierno hacía su tercer ensayo fascista como funcionario público desde la intendencia de Santa Rosa en los traumáticos ochenta y siete días que duró su gestión, en la edición número 76 de enero de 2008, Lumbre publicó un artículo referido a la prohibición que en España había impuesto la dictadura franquista con respecto a las fiestas populares. Por entonces, el Tierno de La Pampa repetía los mismos métodos que el dictador Franco había aplicado para ejercer el control social y que ahora trata de imponer nuevamente. El artículo de referencia se titulaba El otro Tierno en alusión a don Enrique Tierno Galván, el primer alcalde madrileño durante la transición española. El viejo profesor -como se le conocía- le devolvió a Madrid los festejos populares mientras el Tierno vernáculo ponía en marcha el ensayo fascista que ahora quiere repetir. Nueve años después, aquel artículo reactualiza su plena vigencia y viene a confirmar que estamos frente a un enfermo incurable.
EL OTRO TIERNO
Tierno Galvan decía que “los gobernantes debían usar bolsillos de cristal”. Lo que sigue es el texto del artículo publicado en Lumbre en enero de 2008:
-Don Enrique Tierno Galván fue el primer alcalde socialista que tuvo Madrid en el gobierno elegido por el voto popular en las elecciones que en octubre de 1982 le dieron el triunfo al Partido Socialista Obrero Español encabezado por Felipe González.
-El viejo profesor, como cariñosa y respetuosamente le llamaban a don Enrique, traspoló su cátedra universitaria a la alcaidía madrileña para convertirla en una verdadera escuela de civismo.
-Socialista, republicano y democrático por excelencia, Tierno Galván hizo docencia política desde sus sólidas convicciones éticas y morales.
- Predicó con el ejemplo de su indiscutida conducta pública y privada y su enorme estatura moral e intelectual quedó reflejada en los famosos bandos a través de los cuales se dirigía habitualmente a los habitantes de Madrid.
-Por vía de un lenguaje simple, llano y didáctico, el viejo profesor invitaba a los madrileños a convivir civilizadamente en un marco de respeto mutuo por encima de las diferencias raciales, ideológicas, sociales o religiosas.
-“Si la mitad de los madrileños ensucia la ciudad, la otra mitad tendrá que limpiarla y eso no está bien” decía en aquellos bandos en los que había una mezcla de sabiduría, humor y un alto grado de sensibilidad humana.
-Nunca en sus bandos hubo espacio para la agresión, el agravio, la soberbia, la amenaza o la discriminación. Tierno Galván era un educador por antonomasia y en cada uno de aquellos bandos salía relucir su alma docente, su amplio espíritu de tolerancia y su vocación emancipadora.
-Una de las primeras medidas que tomó el viejo profesor fue la de levantar las prohibiciones impuestas por el franquismo durante décadas y así las calles, las plazas y los jardines de Madrid volvieron a esos escenarios de festejos populares.
-De esa manera, volvió la alegría colectiva, particularmente entre los jóvenes que en los años de la dictadura transitaban por las calles madrileñas en medio del silencio que en nombre del orden había impuesto el autoritarismo.
-La Plaza Mayor se convirtió en escenario de festivales y espectáculos artísticos de todo género y el himno a la libertad volvió a resonar en todos los rincones de la antigua y la nueva Madrid.
-La gente cantaba y danzaba y se discutía de política en voz alta y hasta los resabios del franquismo se expresaban con la libertad que no tuvieron los republicanos en los días del generalísimo.
-El Paseo de la Castellana y otros espacios públicos se llenaron de tulipanes rojos y amarillos que Tierno Galván sembró para que lo colores de la bandera española simbolizaran en esas flores la frescura de los tiempos nuevos que vivía España post franquista.
-Fue don Enrique quien acuñó aquella frase que define una realidad frecuente en determinadas decisiones gubernamentales: “La razón de Estado nada tiene que ver con el estado de la razón”.
-La razón antes que la fuerza, el diálogo antes que el monólogo, el pluralismo antes que el pensamiento único. Todo lo que Tierno Galván hacía lo sometía al cambio de ideas, al diálogo democrático y a la participación ciudadana.
-“Si quieres la paz, trabaja para la paz” era uno de los mensajes escritos por niños en un amplio muro frente a la Plaza del Carmen y otro graffitis del mismo tono aparecían en la capital donde al aire de la libertad se respiraba en todas partes.
-El verde y las flores lucían también en el pequeño parque que rodea a la Puerta de Alcalá, cuyos muros mostraban todavía las huellas de las balas de la heroica resistencia republicana a las tropas del fascismo franquista.
-Queda por decir que los bandos de don Enrique Tierno Galván fueron recopilados en una publicación que encierra una formidable riqueza ética, moral y filosófica y forma parte de un brillante capítulo de la historia de la capital de España.
-Es una pena para los santarroseños que el otro Tierno, el que todos conocemos, sólo tenga en común con el viejo profesor madrileño su apellido. Pasa en las mejores familias.