Ridículo
Por Juan Carlos Martínez
Los empresarios que integran la Asociación de Entidades Periodísticas (ADEPA), es decir, los dueños de buena parte de los medios gráficos del país, se han pronunciado sobre lo que califican “la etapa más oscura del periodismo independiente”.
Y colocan al kirchnerismo en ese laberinto sin luz en lo más oscuro desde 1983 hasta el presente.
La sentencia de los empresarios no se aparta de lo que se sabe acerca de lo que piensan ellos sobre la libertad de prensa, un derecho que confunden y no por ingenuos con la libertad de empresa.
Lo que realmente sorprende es el nivel de audacia y la subestimación que emplean como si aquí todo el mundo no conociera dónde están parados la mayoría de los asociados de ADEPA, sobre todo los grandes medios como Clarín y La Nación, socios de la dictadura militar a través de Papel Prensa, arrancada a sus legítimos propietarios por medios ilegales y aberrantes como la tortura.
Decir que con el cambio de gobierno se inició un proceso de “consolidación de un escenario de libre expresión, sin represalias”, no sólo no se ajusta a la verdad sino que constituye una subestimación a la inteligencia de todos los argentinos.
La destrucción de la Ley de Medios, una herramienta lograda a través de amplios debates junto a la ola de despidos de periodistas que trabajaban en medios de comunicación estatales alcanza y sobra para desmentir lo que dice ADEPA.
Sería más que suficiente repasar los archivos de todos los medios de comunicación para demostrar que los juicios de ADEPA son una suerte de palos de ciego.
Además, cuando se habla de libertad de expresión no sólo hay que detenerse en lo que se dice o se oculta en los medios gráficos, radiales y televisivos.
Hay que extender la mirada hacia otros escenarios donde la libertad de expresión está sometida a la voluntad omnímoda del poder político.
¿De qué libertad de expresión habla el mismo gobierno que impide o trata de impedir –generalmente a palos y balas de goma y a veces de plomo- las manifestaciones de protesta de ciudadanos y ciudadanas que hacen uso de un legítimo derecho como el de manifestarse?
Al gobierno anterior pueden hacérsele muchas y merecidas críticas, pero decir que esa ha sido la etapa más oscura para el periodismo independiente es un verdadero disparate que no resiste el menor análisis.
Fue justamente durante la gestión kirchnerista (julio de 2010) cuando se anuló por iniciativa de ese gobierno el artículo 109 del Código Penal referido al delito de calumnias e injurias a los que estaban sometidos los periodistas.
Que ahora salgan a defender la libertad de prensa los devotos de la libertad de empresa es tan ridículo como cuando Mauricio Macri habla de transparencia y condena la corrupción.