El gobierno de Verna y los derechos humanos

Por Juan Carlos Martínez

 

¿Qué papel juegan los funcionarios de la Secretaría de Derechos Humanos cuando es el propio gobierno del que forman parte el que viola los derechos humanos? Esa pregunta nos la hacíamos en un comentario anterior sobre el rol que cumplen los integrantes de las secretarías oficiales de Derechos Humanos frente a casos en los que están involucrados funcionarios del mismo gobierno.

 

Si volvemos sobre él es porque en La Pampa la propia directora del área acaba de revelar que nada pueden hacer para frenar las locuras del ministro de Seguridad “porque si investigamos, nos echan a todos”.

 

Esta descarnada cuan humillante confesión la hizo Ana Inchaurraga ante dirigentes del Sindicato de Prensa (SIPREN) cuando le fueron a plantear los reiterados atropellos que está cometiendo la policía bajo las directivas del ministro Juan Carlos Tierno con el inocultable aval del gobernador Carlos Verna.

 

Uno de los últimos episodios de violencia institucional incluyó como víctima a la periodista Cintia Alcaraz, detenida en la vía pública mientras registraba otro atropello contra dos madres jóvenes con dos criaturas. Alcaraz, las dos madres sospechadas de haber cometido un hurto en un comercio y sus pequeños hijos fueron trasladadas a una seccional de Policía en calidad de detenidas de incomunicadas.

 

Tierno dijo que el operativo fue cumplido con la intervención del fiscal, pero éste lo desmintió y de esa manera el ministro sumó a su perfil de mano dura su calidad de mentiroso.

 

La realidad nos dice que en casos similares el camino escogido por la Secretaría de DD.HH ha sido el silencio, que es una forma de complicidad, o la difusión de alguna tibia declaración que sólo ha servido para salir del paso evitando de esa manera enfrentarse con el principal responsable de violar los derechos humanos: el propio gobierno del cual dependen.

 

¿Cómo pueden hablar de derechos humanos o condenar la violencia de género funcionarios de un gobierno que tiene entre sus integrantes a un devoto de la mano dura, además de golpeador y torturador de mujeres?

 

La confesión de la directora de Derechos Humanos viene a confirmar que el gobierno usa esa dependencia como pantalla para mostrar que es sensible a la vigencia de esos principios, pero en la práctica cotidiana se contradice violando sin tapujos esos derechos.

 

La única que vez un funcionario de la secretaría de Derechos Humanos intervino para denunciar a un miembro del mismo gobierno ocurrió durante el primer período de Verna gobernador.

 

Fue en el año 2006 cuando Tierno ocupaba las mismas funciones que en la actualidad y los apremios ilegales estaban a la orden del día. Preocupado por la escalada de denuncias de torturas a las que eran sometidos los presos en las comisarías y para evitar ser arrastrado por la corriente, Verna convirtió al entonces subsecretario de DD.HH Rubén Funes en el mensajero que utilizó para desprenderse de Tierno.

 

“En las comisarías, a los presos se los desnuda, se los cuelga y se los golpea” dijo Funes desde un medio de Victorica y aquel mensaje se convirtió en un telegrama de despido para el hombre de la mano dura y larga.

 

Todo el mundo sabía que Funes no tenía poder ni autonomía para lanzar semejante acusación y que sólo repetía lo que Verna le estaba dictando.

 

“Desde entonces –dijimos en un comentario anterior-, las cosas han cambiado pero no para bien: ahora la policía, nuevamente bajo el mando de Tierno, humilla, golpea y tortura en la vía pública con total y absoluta impunidad, pero el nuevo subsecretario de Derechos Humanos sólo se ha limitado a expresar algunas vaguedades como para justificar el buen sueldo que le pagan”.

 

Nada más claro que la confesión de la directora Ana Inchaurraga para entender por qué un golpeador y torturador de mujeres, condenado a dos años de prisión por abuso de autoridad, intolerante con el periodismo crítico, sigue ejerciendo el mismo cargo del que fue despedido por el mismo gobernador que volvió a convocarlo.

 

A veces a uno le parece que algunos capítulos de El Padrino fueron filmados por Francis Ford Coppola en territorio pampeano.