Palos de ciego
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Por Juan Carlos Martínez
Joaquín Morales Solá, uno de los más experimentados periodistas que ha parido el sistema feudal que conforman los grandes medios de comunicación en la Argentina, escribió este domingo en el diario La Nación un extenso artículo de duro contenido crítico contra la Procuradora Alejandra Gils Carbó y varios de los fiscales recientemente nombrados en jurisdicciones federales.
Uno de los blancos de sus críticas fue el pampeano Miguel Ángel Palazzani, cuya actuación en esta provincia es sobradamente conocida por nuestra sociedad.
Al margen de todo lo bueno que ha hecho Palazzani en su corta carrera judicial -cosa que Morales Solá omite y reemplaza con una sutileza para dejar dudas sobre el procesamiento de Vicente Massot acusado de probados delitos de lesa humanidad a los que el periodista de La Nación califica de “presuntos delitos”- hay algunos puntos de su comentario que semejan a palos de ciego por lo disparatado.
Dice Morales Solá que los fiscales no han llegado a sus cargos “sin pasar antes por el estricto filtro de Alejandra Gils Carbó” como si la Procuradora fuese un florero de adorno y no la responsable de avalar las designaciones tal como la ley lo contempla.
Esa afirmación no le impide al periodista calificar a Palazzani y a su colega Miguel Ángel Osorio como “dos viejos y conocidos verdugos” de Gils Carbó, lo que podría interpretarse -tal como está construida la frase- como que ambos se dedican a verduguear a la Procuradora.
Es decir, los fiscales debieron pasar el estricto filtro de la procuradora pese a que ambos serían sus verdugos y por si fuera poco se dice que “en última instancia, será ella quien decidirá si una causa progresará o no. Será ella la que perseguirá o encubrirá”.
O sea, que la Procuradora ahora está por encima de dos de sus viejos y conocidos verdugos a pesar de que Palazzani, que tiene 46 años, conoció personalmente a Gils Carbó el día que asumió como fiscal en diciembre pasado.
Ironías aparte, es posible que a Morales Solá lo haya traicionado el subconsciente al emplear la palabra verdugo, producto, quizás, de tanto andar cerca del genocida Antonio Bussi cuando Joaquín transitaba por el jardín tucumano pisando la tierra regada con la sangre de cientos y cientos de argentinos.
En aquellos años, Palazzani dejaba de transitar por un jardín que no era el de la muerte sino el de la vida: el jardín de infantes y comenzaba sus estudios primarios en las aulas de la escuela pública.
Otro palo de ciego que tiró Morales Solá contra algunos de los fiscales –Palazzani incluido- es la participación de ellos en Justicia Legítima, un movimiento formado por jueces, fiscales y abogados, atacado desde los grandes medios de comunicación como si se tratara de un grupo clandestino de terroristas encapuchados que se mueven entre las sombras.
Los palos de ciego que ha tirado Morales Solá forman parte de una de las mayores preocupaciones que le están quitando el sueño a La Nación y a Clarín por la apropiación de Papel Prensa.
Nada dice Morales Solá del fiscal Moldes quien en veinte años en ejercicio del cargo no ha movido un dedo para ahondar en la causa de Papel Prensa, pero se empeña en esmerilar a los nuevos fiscales por temor a que Magnetto, Ernestina y Mitre puedan ser llevados al banquillo para saldar una de las cuentas pendientes que tienen los señores feudales del periodismo argentino.