Degradación judicial
Por Juan Carlos Martínez
Si algo faltaba para completar la creciente degradación que se observa desde hace años en el Poder Judicial pampeano, la designación de algunos abogados para integrar el Consejo de la Magistratura se ha convertido en el ejemplo vivo de esa lamentable realidad.
No conocemos a la totalidad de los abogados escogidos para integrar el organismo que debe elegir a los jueces, pero apelando a un dicho popular (para muestra basta un botón), nos centraremos en Carlos Pedro Febre, reiteradamente denunciado por haber participado en por los menos dos despojos de campos en perjuicio de los ancianos Santa Águeda Moreno y Carlos Crosetto, ambos fallecidos.
El nombre del abogado Febre junto al del actual fiscal subrogante Oscar Blanco aparece en reiteradas denuncias que tomaron estado público a través de distintos medios periodísticos. Las frecuentes reuniones que ambos tenían en el mismo tribunal eran algo más que indicios de una estrecha relación que iba más allá de lo meramente profesional.
Los nombres de Febre y Blanco también aparecen en las voluminosas causas que guardan los archivos de los tribunales de General Pico donde se plantearon las denuncias de los despojos en perjuicio de los ancianos Moreno y Crosetto.
Existe, además, una denuncia contra Blanco formulada por la Fundación Liga Argentina por los Derechos Humanos, documento que en su momento fue remitido a la OEA.
Un dato por demás elocuente: el campo de Crosetto está a nombre de Febre y de la madre de Blanco y hay fuertes sospechas de que el mismo Febre podría tener una parte del campo que le robaron a Santina Moreno.
Si la designación de los restantes abogados para integrar el Consejo de la Magistratura se ha hecho con la liviandad que se evidencia en el caso de Febre, estaremos ahondando la degradación que se observa en uno de los tres poderes del estado democrático.
Nada más bochornoso que a un abogado como Febre se le den facultades para elegir jueces.
Es como darle al zorro el cuidado de las gallinas.