El poder está en la caja

Por Juan Carlos Martínez

 

Carlos Verna está inmerso en un proceso de cambio, pero atado de pies y manos. Prisionero de los que manejan la caja grande de la que depende como del aire que respira.

 

El hombre de la Banelco y de las fundaciones truchas dejó atrás sus silencios y sus misterios. El chúcaro ahora habla hasta por los codos. Y sin intermediarios. Su locuacidad crece como los precios de la canasta alimentaria. Hasta simula un falso espíritu republicano dando conferencias de prensa.

 

Eso sí, siempre para hablar de dinero. Ese poderoso caballero que no deja de quitarle el sueño. El dinero mueve montañas. Gana batallas. Compra conciencias.

 

La fiebre del vil metal amplió el puente de plata que construyó desde que MM se convirtió en presidente. Mejor dicho, en el gerente elegido por los grupos económicos globalizados. O sea, los dueños del poder político que desde el 10 de diciembre se han apoderado nuevamente de los destinos de este país.

 

Los buitres ya no sobrevuelan sobre nuestra geografía en busca de sus presas. Ahora están en tierra firme. Legalizados. Con carta de ciudadanía. Hasta La Pampa –con la ayuda de Verna- sumó algunos ejemplares de una de las especies más depredadoras que se conocen.

 

Envuelto en un manto de alegría, Verna volvió a transitar por los pasillos de la Casa Rosada y por la quinta de Olivos. El cambio le abrió puertas que Cristina le cerró durante doce años. Desde que el hombre de la Banelco manejaba los dineros del tesoro del Senado de las coimas y hacía lobby a favor de bancos y banqueros.

 

En los tres meses al frente del gobierno de La Pampa, las visitas de Verna a los centros de poder han sido frecuentes, tanto que ya se siente como en su propia casa.

 

Todo sea por sumar recursos para engordar la caja. Que no es la de Pandora pero se le parece porque el dinero también es uno de los males que aquejan a la humanidad.

 

“Fue una buena reunión donde todo el mundo rescata que podemos conversar” dijo Verna al término de su última visita como para darle una mano a un gobierno que dialoga dejando en la calle a miles y miles de trabajadores y repartiendo palos y balas por todo el país.

 

Claro que de esas cosas mejor no hablar. ¿Qué le puede importar a Macri si Verna y Tierno invadieron territorio bonaerense para dejar un tendal de heridos entre hombres, mujeres y niños indefensos?

 

Después de todo, los burócratas pampeanos no están haciendo otra cosa que actuar en sintonía con la emergencia y el protocolo de seguridad lanzado por la inefable Patricia Bullrich.

 

Que no es otra cosa que reprimir sin piedad cualquier manifestación popular que se exprese contra las políticas aplicadas por un gobierno ultraconservador que cada vez se parece más a una dictadura.

 

Si se violan elementales derechos humanos como el de peticionar ante las autoridades que gobiernan o el de expresarse libremente, esas cuestiones no le interesan al gobernador de La Pampa.

 

Lo único que le importa es el dinero.

 

Para Verna, el poder está en la caja.