Tierno dio los primeros palos y la orden de disparar
Por Juan Carlos Martínez
Varios de los testigos coinciden en el relato. El rostro de Tierno daba miedo. Estaba desencajado. La fiebre de la violencia le brotaba como la lava de un volcán en erupción. Iba al frente del grupo represor. De pronto, le arrebató el machete a uno de los policías y comenzó a golpear a los vecinos más cercanos. El ministro de Seguridad de La Pampa no estaba participando en el rodaje de una película de terror. Era la realidad que superaba a la ficción. "Metan bala" ordenó asumiendo el papel de comandante en operaciones combatiendo contra un batallón enemigo fuertemente armado.
Esa escena es la que debe haber dibujado la enfermiza imaginación de Tierno cuando dio la orden homicida de disparar a quemarropa contra hombres, mujeres y niños que se habían reunido para evitar que el desborde de las aguas del Río V volviera a inundar las calles y las casas de Villa Sauze y Sansinena, dos pequeños pueblos de la provincia de Buenos Aires cuyo habitual clima de paz se vio súbitamente alterado por la salvaje irrupción de un grupo de policías pampeanos especialmente preparados para reprimir. El desbordante estado de exitación que mostraba Tierno contagió el ánimo de los uniformados y aumentó su nivel cuando el ministro pampeano sacó a relucir su condición de golpeador abriendo camino a machetazo limpio mientras daba la orden de meter bala.
Aunque parezca una pregunta capciosa la que vamos a plantear, es necesario hacerla: ante reiteradas situaciones semejantes a la que protagonizó Tierno esta semana, ¿No es hora de someterlo a un estudio psicológico para establecer si su comportamiento debe ser analizado por esa rama de la ciencia? ¿Qué tiene que ocurrir para ponerle límite a tanto desquicio?
EL EUFEMISMO DE VERNA
Mientras tanto, el gobernador Carlos Verna ha tratado de ocultar la palabra represión apelando a atajos eufemísticos como los que usaban los militares durante la dictadura. Los genocidas de aquel tiempo llamaban "excesos" a las torturas, a los crímenes y a otras atrocidades. A Verna la palabra represión lo saca de las casillas. "Eso es lo que decís vos" respondió cuando un periodista aludió a la represión que la policía pampeana descargó sobre pacíficos vecinos en territorio bonaerense. Consciente del brete en el que se ha metido por proteger a un psicópata como Tierno, para el gobernador de La Pampa la palabra represión suena a sus oídos como una sentencia de la que le costará evadirse. Es que la jurisprudencia dice claramente que cuando las fuerzas de seguridad disparan al cuerpo de una persona a una distancia cercana, sea con balas de plomo o de goma, se está ante un intento de homicidio. En el marco de esa interpretación, lo ocurrido el martes de esta semana en territorio bonaerense serían múltiples intentos de homicidio a tenor de la cantidad de víctimas (23) que arrojó la balacera que la policía pampeana descargó sobre los vecinos, entre ellas una niña de seis años.
ESTREMECEDOR TESTIMONIO DE DAVID
El jueves estuvimos en el Hospital Centeno de General Pico. En la sala 3 de Cirugía encontramos a una de las víctimas de la salvaje represión. Se llama David Díaz, tiene 25 años, es trabajador rural, pertenece a una familia de Villa Sauze y ese día concurrió a la manifestación junto con otros vecinos de la localidad.
David no ha perdido la calma ni la paz interior que conserva a pesar del criminal ataque del que fue víctima cuando dos policías pampeanos, sin mediar palabra alguna, le dispararon a quemarropa. Dos disparos con balas de goma dieron en su pierna derecha y el tercero en su pierna izquierda de la que acaba de ser operado por segunda vez. Le extrajeron veinte perdigones.
Cuando Tierno comenzó a golpear a los vecinos con un machete que le sacó a uno de los policías, David quedó en el piso y fue en ese momento cuando recibió los disparos.
"Un policía se acercó a mí y a un metro de distancia me disparó dos veces a mi pierna derecha. De inmediato, otro policía, a la misma distancia, disparó sobre mi pierna izquierda" recuerda David al responder a nuestras preguntas.
Las lesiones que sufrió David son de consideración: tiene fractura de tibia y peroné, dos tendones cortados y el hueso molido por lo que debe someterse a otra operación.
Al momento de la entrevista, ninguna autoridad de La Pampa se había interesado por el estado de salud de David. En cambio, el muchacho recibió una llamada de Jorge Pablo Rosolén, presidente del Concejo Deliberante de Rivadavia, quien le manifestó su solidaridad.
Llamadas con la misma finalidad recibieron David y sus padres de parte de dirigentes de organizaciones de Derechos Humanos de la provincia y de la Nación.
LOS DAÑOS Y LOS COSTOS
Los sucesos ocurridos en el límite de La Pampa con la provincia de Buenos Aires ya han sido judicializados a través de una denuncia penal que el intendente de Rivadavia formuló contra el gobernador Carlos Verna y el ministro Juan Carlos Tierno.
Al margen de la discrepancia que existe entre las autoridades de ambas provincias por establecer el territorio donde ocurrieron los hechos, el daño humano que produjo la represión ha sido extremadamente grave y todo indica que sobre La Pampa caerá una catarata de juicios y demandas promovidas por las personas que sufrieron los efectos de la brutal represión.
En resumen, la del 9 de febrero será recordada como una de las jornadas más bochornosas que vivió La Pampa en más de tres décadas de democracia a los ojos del país entero. Todo por la irrefrenable irracionalidad política, social y humana de un psicópata amparado por un gobernador permisivo que usa el poder para golpear, torturar y humillar a los ciudadanos como si el garrote, las balas y la sangre fueran el camino para convivir democrática y civilizadamente.
Si el gobernador Verna, a quien se le ha pedido juicio político, insiste en mantener en el cargo a un colérico que ha sido condenado por abuso de poder y que lleva sobre sus espaldas repetidos episodios de violencia contra mujeres y contra la propia sociedad, es probable que si el barco se hunde ni él se salvará del naufragio.