La ingeniería del dinero en el centro de la escena
Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.
(Primera estrofa del poema de Francisco de Quevedo (1580-1645)
Por Juan Carlos Martínez
“Flamarique me dijo que esto lo arregla con la Banelco”, lanzó a los cuatro vientos Hugo Moyano y tembló el Congreso de la Nación. Por aquellos días, el gobierno de la Alianza quería imponer la cuestionada flexibilización laboral, un proyecto claramente retrógrado para los trabajadores.
La revelación de Moyano estalló como una bomba cuyas esquirlas dejaron varios heridos en el camino desde la Casa Rosada hasta el Senado de la Nación, el principal centro de operaciones de los mentores de la reforma laboral.
Los dichos de Moyano y el texto de un anónimo que llegó a las manos del entonces vicepresidente Carlos "Chacho" Álvarez estremecieron al gobierno de Fernando de la Rúa y pusieron al desnudo el rostro de la corrupción representada por los senadores que se repartieron cinco millones de dólares extraídos de la caja negra que manejaba la SIDE.
El círculo de complicidades lo completó el arrepentido Mario Pontaquarto al confesar su participación en el operativo como la persona que retiró los cinco millones de dólares y el destino que le dio al dinero utilizado para pagar los sobornos a los senadores que votaron en favor de aquella ley.
Por estas horas, el líder de los camioneros vuelve a ser noticia destacada en los medios de comunicación a raíz de los furtivos encuentros que ha mantenido con Mauricio Macri en la residencia de Olivos.
Y otra vez el dinero -¡cuándo no!- aparece como el eje de las reuniones que ambos vienen manteniendo entre gallos y medianoche, el horario escogido por quienes prefieren las sombras a las luces.
Por lo que ha trascendido, parece que uno de los temas centrales de la negociación incluye el reparto de 26.000 millones de pesos del fondo de las obras sociales sindicales que el gobierno de Cristina le negó a Moyano y al resto de los dirigentes gremiales conocidos como “los gordos”, no tanto por el volumen de sus anatomías sino por el volumen de sus cuentas bancarias.
¿Qué ha acordado Moyano con el gobierno del ajuste y de los despidos de miles de trabajadores? El interrogante queda abierto mientras la sombra de la Banelco reaparece como un fantasma que sobrevuela en la memoria colectiva cada vez que ciertas negociaciones políticas transitan por escabrosos caminos vedados a la mayoría de los mortales.
Sin embargo, el verborrágico Moyano esta vez no salió a vociferar como cuando mandó al frente a Flamarique, pero pareciera que la Banelco también vuelve a transitar por los pasillos del Congreso, según algunos atentos observadores del universo político guiados más por intuición que por datos precisos.
Las especulaciones se multiplicaron a partir del desbande que se produjo en el bloque de diputados del Frente para la Victoria con el mutante Diego Bossio a la cabeza. La ruptura del bloque del FpV es, fuera de toda duda, un triunfo del gobierno en su desesperado avance para quedarse con el predominio de la cámara baja.
Entre los que se sumaron al cambio de camiseta se incluyen los dos diputados de La Pampa: Gustavo Fernández Mendía y Sergio Ziliotto, dos incondicionales soldados del gobernador Verna, hombre de reconocida capacidad para adaptarse a los cambios políticos bajo el falaz lema de “el que gana gobierna, y el que pierde acompaña”, aunque el ganador sea de otro partido.
Diferencia que en este caso carece de importancia a tenor de las coincidencias de carácter ideológico que Verna y Macri –ambos ingenieros- profesan y que los acerca mucho más cuando se habla de economía.
El enfrentamiento de Verna con el kirchnerismo –particularmente con Cristina –es harto conocido, pero ahora se ha hecho más evidente. Tan evidente como la postura que tuvo el chúcaro gobernador –como lo llama Verbitsky- en las elecciones del 22 de noviembre cuando no movió un dedo a favor del candidato kirchnerista Daniel Scioli.
No cabe duda que la incorporación de los dos diputados pampeanos al grupo de legisladores del PJ encabezados por Diego Bossio ha sido una decisión de Verna, un hombre que no guarda ni oculta sus rencores.
Conocedor, como pocos, de los laberintos que hay que recorrer para lograr acuerdos con Dios o con el diablo, el voto de sus obedientes legisladores será una de las herramientas que pondrá sobre la mesa de negociaciones –dinero mediante- con el macrismo.
“No seremos furgón de cola de Cambiemos” aseguró el pampeano Ziliotto, una de las históricas espadas de Verna en el oscuro juego en el que se mezclan la política y los negocios.
Y agregó un párrafo que desnuda por completo el eje sobre el cual gira la idea de Verna para manejar la cosa pública: “La gobernabilidad es un camino de ida y vuelta y la gobernabilidad son recursos”, sostuvo Ziliotto.
Cuestiones como el empleo, la distribución de la riqueza, los derechos humanos, la justicia, la salud, la educación, las libertades y las relaciones internacionales poco y nada importan. Todo gira en torno del dinero.
Agrandado por la diáspora en que está envuelto el kirchnerismo en el parlamento y haciendo leña del árbol caído, el chúcaro abandonó sus misterios y sus silencios y ahora se ha convertido en un verdadero charlatán de feria (*), como se les dice a los que no le dan descanso a la lengua.
Lanzado al ruedo el debate político abierto por la futura conducción del justicialismo, Verna se ha metido de lleno en las discusiones y además de darle un paternal consejo a Cristina para que prolongue su estadía en Calafate (elegante manera de mandarla al ostracismo político) el chúcaro tiene su propio candidato para conducir el peronismo. Nada menos que su ex colega de bancada en el Senado de las coimas: el ingeniero sanjuanino José Luis Gioja.
Cuando le preguntaron por el candidato preferido por los gobernadores del justicialismo, Verna no dudó en la elección:
-“Creo que entre los gobernadores el candidato que tiene más consenso es Gioja… tiene mucha paciencia, mucha capacidad de diálogo, nadie le puede discutir el peronismo. Todos sabemos que dentro del movimiento hay sectores que van por derecha y otros que van por izquierda, y la conducción va por el centro. Y Gioja está en ese sentido” (Diario La Arena).
¿Qué representa el centro en la actividad política? El centro en la Argentina es un disfraz que usa la derecha para esconder su verdadera ideología política y su postura conservadora en el manejo de la economía. El desaparecido ingeniero Álvaro Alsogaray y continuadores de su escuela como José Martínez de Hoz, Domingo Cavallo o Alfonso Prat Gay siguen siendo los símbolos del "centro", los referentes de los que apuestan a la economía de mercado.
Que los Gioja hayan sido operadores de Menem y agentes de la minera a cielo abierto Barrick Gold y que don José Luis haya votado a favor de las privatizaciones menemistas pareciera que no cuenta en el historial del candidato al que Verna y los que transitan por el centro del peronismo apuestan todas sus fichas.
En el marco de esta realidad, los conservadores –dentro y fuera del peronismo- tienen sobradas razones para celebrar que la conducción del justicialismo pueda quedar en manos de un centrista como Gioja.
(*) 1 Se aplica a la persona que habla mucho y sobre cosas intrascendentes.
(*) 2 Se aplica a la persona que cuenta cosas que no debería contar.
(*) 3 Se aplica a la persona que engaña a alguien aprovechándose de su inexperiencia o ingenuidad: un curandero charlatán.