Los milagros de la globalización
Por Juan Carlos Martínez
La presencia de Mauricio Macri y sus principales asesores en Davos ha despertado el entusiasmo de los sectores más conservadores de la sociedad, incluyendo a los grandes medios de comunicación. Tan globalizados como el poder económico del cual, además de ser una de sus patas, son sus voceros.
Joaquín Morales Solá, uno de los editorialistas del diario La Nación, no ocultó el regocijo que le produjo el brusco cambio que se dio en la Argentina con respecto a la globalización de la economía desde que Macri asumió la presidencia de una república que gobierna por decreto.
Ya en el primer párrafo se refleja el desbordante entusiasmo del editorialista del diario fundado por Mitre: "El péndulo se corrió bruscamente hacia el otro lado. La opción argentina se vio muy nítida en estos días: el nacionalismo político y la consecuente autarquía económica (que fue el programa del kirchnerismo) frente a la decisión de volver al mundo. Esta última alternativa elegida por Mauricio Macri significa también el regreso del país a la globalización. Si se reduce aún más el haz de luz, la opción es entre globalización y antiglobalización".
¿Qué es volver al mundo? Para las clases más acomodadas de la Argentina, volver al mundo es regresar a la década de los noventa, a los tiempos del neoliberalismo menemista, al de las relaciones carnales con los Estados Unidos, al de la obediencia debida hacia el Fondo Monetario y el resto de los organismos financieros. Es el retorno a la economía de mercado, a la flexibilización laboral, al remate de las joyas de la abuela para convertir al Estado en un instrumento de las corporaciones, en un cancerbero de la propiedad privada, en un gendarme implacable para reprimir y criminalizar las protestas sociales. Y algo peor todavía: a la impunidad de los autores materiales e intelectuales de los múltiples delitos de lesa humanidad.
¿Qué es la globalización? Ni más ni menos que dejar en manos de pocos el destino de la inmensa mayoría de los habitantes del planeta tierra. Si tan sólo las veinte personas más ricas del mundo poseen el equivalente de lo que suman 3.600 millones de seres humanos, no es necesario mucho esfuerzo para entender hacia dónde se dirige la nave en la que estamos embarcados.
Pocos como Zygmunt Bauman (*) describen la realidad que estamos viviendo y el sombrío futuro que nos aguarda.
"El cuadro general -dice Bauman- deja poco o ningún espacio para las dudas: en la situación actual, el crecimiento económico (como se presenta en las estadísticas del producto nacional bruto y que se identifica con la cantidad cada vez mayor de dinero que cambia de manos) no asegura nada bueno para el futuro de la mayoría de nosotros. Más bien presagia, para una cantidad abrumadora de personas, una desigualdad cada vez más profunda y cruel, y unas condiciones de vida más precarias y además más degradación, infortunios, ofensas y humillaciones -todo ello dentro del marco de una lucha cada vez más dura por la supervivencia social-. El enriquecimiento de los ricos no produce un goteo hacia los de abajo, ni siquiera hacia los que están situados más cerca de las jerarquías de la riqueza y de la renta y mucho menos a los que están debajo de la escala social. La conocida imagen cada vez más ilusoria de la escalera de la movilidad social ascendente se está convirtiendo en una serie de rejas y barreras infranqueables. El crecimiento económico señala la creciente opulencia de unos pocos, a la vez que una caída abrupta en el nivel de vida y la autoestima de un gran número de personas".
Otro "logro" festejado por el gobierno de Macri es la apertura de créditos internacionales para que la Argentina despegue (¿), como si el endeudamiento bajo la usura que imponen los traficantes de dinero fuese el camino ideal para alcanzar el paraíso terrenal.
Sobre ese punto, Bauman advierte que "abrir las puertas de par en par y abandonar cualquier intención de aplicar una política económica autónoma es la condición preliminar, sumisamente cumplida, para poder recibir ayuda financiera de bancos y fondos monetarios mundiales".
Estos son, entre otros, los milagros de la globalización capitalista, el perverso sistema con el que Macri promete pobreza cero para la Argentina.
(*) Zygmunt Bauman (Pozna?, Polonia, 1925) es un sociólogo, filósofo y ensayista polaco de origen judío. Su obra, que comenzó en la década de 1950, se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza.