Macri, ¡ni en pedo!
Por Juan Carlos Martínez
Para no pocos observadores, especialmente de izquierda, Daniel Scioli y Mauricio Macri son, política e ideológicamente hablando, la misma cosa, sólo con diferencias de matices. Es cierto. Ambos han bebido en las fuentes de la derecha. Otra coincidencia: los dos han sido devotos de las políticas de los noventa y han ponderado la gestión de Carlos Menem al extremo de calificarla de histórica.
Sin embargo, en esta coyuntura no están recorriendo el mismo camino. Macri sigue fiel a la burguesía criolla, a sus principios y objetivos, es un nostálgico de la década de los noventa, un resabio de la dictadura, un declarado enemigo de lo público, un servil del amo del Norte y no lo oculta, mientras que Scioli, atrapado en el corralito kirchnerista, se ha visto obligado a usar un lenguaje de corte progresista como para marcar diferencias y ocultar las sombras de su gestión en la provincia de Buenos Aires. (Ver Nubarrones, publicado en este espacio el 22 de octubre pasado).
Negar que entre Scioli y Macri hay coincidencias ideológicas es como desconocer la historia política de los candidatos. Pero en esta coyuntura es más que evidente que con Macri la derecha podrá recuperar los espacios perdidos con mayor celeridad para reinstalar en la Argentina el modelo conservador que añoran las clases privilegiadas. Ni hablar del duro ajuste que anticipan sus asesores económicos, de las relaciones internacionales y de lo que haría con lo que él califica como el curro de los derechos humanos. Durante su gestión al frente del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Macri demostró su desprecio por los derechos humanos y por otros derechos fundamentales en el campo de la salud, la educación y la vivienda. Envuelto en numerosos casos de corrupción y en causas judiciales que no prosperan porque los jueces y fiscales miran para otro lado, Macri ha seguido la misma línea que su padre: usar el Estado para hacer negocios privados. Y si algo faltaba para confirmar su perfil ideológico, la creación de la Policía Metropolitana (su Gestapo) con el Fino Palacios al frente, ahorra cualquier otra consideración. Lo que llama la atención es que sectores medianamente progresistas, de modo especial el radicalismo, confíen en un tipo como Macri, cuya historia pública y privada está en las antípodas de ese partido. Si Alfonsín despertara de su sueño eterno moriría por segunda vez.
¿Scioli no haría lo mismo?
-No, porque a Scioli no le resultaría fácil hacer lo contrario de lo que está prometiendo con el respaldo del gobierno de Cristina. En ese sentido, Menem lo curó de espanto. El kirchnerismo no es la revolución cubana, pero ha abierto algunos espacios que estaban vedados en el país, sobre todo en aspectos sociales y particularmente en impulsar la anulación de las leyes de impunidad y alentar los juicios a quienes cometieron delitos de lesa humanidad. Borrar todo eso de un plumazo, no lo haría Scioli. No lo podría hacer porque si hay algo que en la Argentina no tiene espacio para el revisionismo es el borrón y cuenta nueva sobre el trágico pasado que vivió el país bajo el terrorismo de Estado.
¿Macri se animaría?
-Sin duda. Macri haría el intento estimulado por la euforia con la que Cecilia Pando y los genocidas encarcelados y los que están siendo juzgados recibieron el resultado de las elecciones del 25 de octubre. Hay varios lazos que lo unen con la dictadura y esos lazos lo tienen fuertemente amarrado.
¿Mientras tanto?
-Mientras tanto hay que sembrar de cara al futuro, pensando que las nuevas generaciones podrán construir caminos diferentes. Pero para sembrar, primero hay que desmalezar el terreno donde se arrojarán las semillas. Macri representa las malezas más altas y Scioli las que están en la superficie. Recién entonces, cuando estemos libres de esas malezas, con el rostro de la tierra virgen mirando al cielo, las semillas darán sus frutos.
¿El país se ha derechizado?
- Si uno observa la historia, particularmente desde 1930 a la fecha, se encuentra con una sucesión de golpes de estado con fuerte participación de civiles, entre ellos la Iglesia Católica. Todas las interrupciones del orden constitucional han mostrado que en esas aventuras los militares no han estado solos. El golpe del 24 de marzo de 1976, el más sangriento de la historia, contó con la participación activa de sectores civiles, desde poderosos empresarios hasta dirigentes políticos y sindicales, los grandes medios de comunicación y, como se dijo antes, la Iglesia, una de las instituciones más influyentes en el seno de la sociedad argentina. Fueron triunfos de la derecha, sin duda. Y ahora se suma el papel que Bergoglio está jugando entre bambalinas en el proceso político que vive la Argentina. Tanto Macri como Scioli no dejan de mencionar al papa argentino en sus discursos en los que la palabra reconciliación resuena como el equivalente de impunidad. No son pocos los que, como la electa gobernadora María Vidal, anhelan un futuro con el lastre del ominoso pasado como bandera. Decir que el pasado es el futuro es lo mismo que decir que el futuro es el pasado: el orden de las palabras no altera su pensamiento.
¿Y el Poder Judicial?
- El Poder Judicial es una corporación que siempre ha respondido a los intereses de los poderosos y que en más de treinta años de democracia, pese a algunos esfuerzos como los de justicia legítima, sigue apegada al viejo modelo conservador. Ha sido y sigue siendo la familia judicial el mayor obstáculo que ha encontrado todo intento tendiente a democratizar el único de los tres poderes del Estado que no está sometido al veredicto popular. Con Macri presidente, la corporación judicial no necesitaría cautelares para favorecer a los poderosos.
Los grandes medios de comunicación
-Como ocurre en todo el mundo, los grandes medios de comunicación son funcionales al sistema de dominio globalizado, esto es, el capitalismo. En ese sentido, la Argentina no ha sido ni es la excepción. Durante la dictadura militar, los principales canales de expresión (prensa, radio y televisión) siguieron una línea editorial complaciente, tanto en lo que informaban como en lo que ocultaban. La sociedad que integraron Clarín, La Nación y La Razón con la dictadura a través de Papel Prensa fue una suerte de pacto de silencio suscrito por las tres empresas periodísticas y que sirvió de guía para el resto de los medios de comunicación, obviamente con las dignas excepciones que las hubo. La influencia que esos medios han tenido en los treinta y dos años de democracia se mantiene inalterable. No precisamente para defender los intereses del país y de las grandes mayorías.
- Clase media, clase trabajadora
- Es evidente que la clase media argentina ha sido funcional a las clases altas, a lo que hay que sumar que todavía no ha madurado en la clase trabajadora una conciencia de clase y que ese vacío es el que produce una paradoja que se repite en cada elección: que los explotados voten a sus explotadores, en este caso a los políticos que usan un lenguaje proletario pero trabajan para los patrones. Incluso muchos de ellos son empresarios, banqueros o estancieros. Hay que apostar a las nuevas generaciones en un marco distinto en el cual la solidaridad y el interés colectivo prevalezcan sobre el pernicioso individualismo constantemente alentado por el sistema capitalista.
¿Ese marco existe actualmente?
-Desde nuestro punto de vista creemos que hay muchos vacíos en la formación de nuestros jóvenes, particularmente en el nivel secundario y en las universidades, tanto públicas como privadas. Hay que defender la escuela y la universidad pública, la enseñanza gratuita y laica. Ni la enseñanza confesional ni el vínculo institucional del Estado con la Iglesia Católica o con cualquier otro culto garantizan el clima de tolerancia que se requiere para vivir civilizadamente. Volvamos a la pregunta. Los vacíos a los que nos referíamos antes se observan de manera especial en la enseñanza superior. No se trata sólo de formar técnicos en cada materia, brillantes profesionales que luego viven en una torre de cristal, alejados de la realidad cotidiana que viven sus semejantes, indiferentes a todo lo que los rodea, sumergidos en sus especialidades sin tener en cuenta que todo está ligado a todo en la sociedad humana. Es preocupante la intromisión de los grandes grupos económicos en las Universidades a través de millones de dólares que reparten con la clara finalidad de influir en la formación de los profesionales. Si una universidad acepta fondos de esos grupos económicos, será difícil que exista una mirada crítica hacia las empresas como las que contaminan el medio ambiente. Por ejemplo, Monsanto con el veneno del glifosato o la Barrick Gold con la explotación minera a cielo abierto. El dinero que regalan no es una obra de caridad.
¿Cómo sería la relación de Macri con el mundo?
- Macri es, en ese sentido, la garantía que tiene Estados Unidos para volver a las relaciones carnales que Menem abrió en los noventa. La información que ofreció Horacio Verbitsky el domingo en Página 12 sobre la participación de oficiales de la Marina argentina en el diseño de sus políticas produce escozor. En ese contexto, Macri sería capaz de llegar más lejos que el propio Menem. Por su concepción política sería para los Estados Unidos la presa más fácil de cazar. Dicho de un modo más claro, Macri presidente no dudaría en abrir las puertas del país a quienes miran a la Argentina como un gran mercado abastecedor de alimentos y poseedor de recursos naturales tan apetecibles como son el agua, el gas, el petróleo y los minerales. La búsqueda de esos recursos ha sido y seguirá siendo el factor desencadenante de invasiones y guerras.
¿Hay otro camino?
-Otro camino sería la revolución, pero ni el propio Fidel sugiere esa opción a esta altura de la vida. Fidel insiste en que este es el tiempo de la revolución de las ideas. No compartimos aquello de cuanto peor, mejor. Cuando el país ha estado en las peores condiciones, siempre los que han pagado los platos rotos han sido los trabajadores y los sectores más vulnerables. ¿Quiénes fueron las víctimas de la dictadura de Videla? No fueron los poderosos. Suficiente con analizar la composición social de los treinta mil desaparecidos y detenerse en los sectores que participaron directa o indirectamente en las atrocidades cometidas durante el terrorismo de Estado. ¿Quiénes fueron y quiénes son las víctimas de los salvajes ajustes aplicados por el neoliberalismo en la Argentina y en otros países del mundo? Es preciso recordar que el caldo de cultivo del golpe de 1976 fue, en lo económico, el "rodrigazo" y en lo político la orgía de sangre de la Triple A. El país vivía entonces lo peor y lo que siguió a partir del 24 de marzo fue peor que lo peor.
¿Scioli, Macri o el voto en blanco?
-El voto es secreto. Pero seguramente que a Macri no lo votaría ni en pedo.