El miedo en imágenes

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Por Juan Carlos Martínez

 

De las miles y miles de imágenes que han contemplado nuestros ojos, algunas de las que permanecen en nuestras retinas y en nuestra memoria son las de las guerras.

 

Quizás porque cuando ocurrió la destrucción y la muerte producidas durante la segunda guerra mundial éramos niños.

 

Quizás, también, porque los niños no hablan ni piensan en la muerte sino en la vida.

 

Sin embargo, veíamos aquellas imágenes en los diarios que leían nuestros mayores y escuchábamos los comentarios críticos que ellos hacían sobre la guerra.

 

Un vecino aficionado al cine nos invitaba a ver las películas mudas que nos proyectaba sobre una sábana blanca convertida en pantalla en la que Charles Chaplin ironizaba con la imagen de Hitler mientras El Gran Dictador fortalecía nuestra aversión a las guerras.

 

Por eso es que cada vez que observamos aquellas imágenes en blanco y negro que oscurecían el cielo, la tierra y la vida con las bombas que arrojaban los aviones sobre ciudades y pueblos de la Europa en guerra, se renuevan nuestros miedos a esas imágenes.

 

¿Cómo no estremecerse frente al gigantesco hongo de la muerte que dejó la bomba atómica sobre Nagasaki e Hiroshima?

 

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Una sensación similar nos producen las fotografías en las que Hitler y Mussolini mostraban al mundo el poderío militar a través de los grandes desfiles por las calles de la Alemania nazi o de la Italia fascista.

 

El miedo a las imágenes vuelve por estas horas cuando vemos a Daniel Scioli arengando a los miles y miles de hombres y mujeres que ha ido incorporando a la temida policía bonaerense con la falaz excusa de combatir la inseguridad tal como la entienden los que leen los manuales de la mano dura.

 

Mientras el menemista Scioli le habla a los uniformados como un general a punto de iniciar la batalla, Sergio Massa, otro de los presidenciables, suma su discurso de corte marcial prometiendo sacar de los cuarteles a los militares para combatir a los narcotraficantes que habitan en su propio territorio con total y absoluta impunidad.

 

Del tercero en discordia no es necesario hablar de lo que haría en materia de seguridad en caso de llegar a la cima del poder político: el plomo y el garrote empleados por la Policía Metropolitana de Mauricio Macri es un anticipo que produce escalofríos.

 

Por eso es que las lejanas fotos de los desfiles militares nazis y fascistas y las no tan lejanas escenas que vivimos los argentinos con militares y policías en las calles durante el terrorismo de Estado y las que nos muestran a un Scioli exultante frente a miles de uniformados, reavivan nuestros miedos.

 

El miedo en imágenes.