"Santesteban mete a trabajadores de prensa y empresa en la misma bolsa"
Gustavo Laurnagaray, periodista de El Diario y corresponsal que cubrió para el diario Clarín la situación de una mujer oriunda de Eduardo Castex que permaneció más de 15 años sujeta a violencia de género por parte de su pareja, habló con Periodismo Turno Tarde sobre el abordaje que realizó y sobre el debate periodístico que generó la cobertura a raíz de las críticas del director del diario La Arena, Leonardo Santesteban.
"Santesteban mete a trabajadores de prensa y empresa en la misma bolsa", dijo el periodista.
“Hace muchos años que me ha tocado abordar temas de violencia de género. Y lo he abordado en otros tiempos, en que las formas de pensar y los cánones de periodismo, eran muy distintas. Con Juan Carlos Martínez abordamos para Lumbre el caso de Juan Carlos Tierno. A partir de reconstruir su historia encontramos el caso sucedido en 1984 y lo reflejamos. En esa cobertura y en otras que me ha tocado cubrir sobre violencia de género y en la misma reflexión sobre la profesión que uno tiene, siempre me preocupé por darles la voz a las víctimas. Para mí, darles la voz a las víctimas y tratar estos casos como un hecho social, es primordial. Cuando en 2003/2004 decidimos abordar lo que había hecho Juan Carlos Tierno con una ex pareja, eran muchas las voces que decían que era una cuestión privada, de puertas adentro, y que lo que él había hecho no incidía en su imagen pública”, contó el periodista.
Sobre el caso de Eduardo Castex, Laurnagaray dijo que: “Surgió de una noticia de la agencia DyN y el diario lo tomó el mismo viernes. Clarín consideró esa noticia de suma urgencia y la publicó. Después yo me puse en contacto porque había que encontrar una fuente directa y pude encontrar fuentes policiales que hablaban de un caso de violencia de género muy grave. En la cobertura inicial se habló de un cautiverio físico de más de 15 años. Y claro que si hablamos de cautiverio, el único caso conocido había sido en Austria y con características tan fuertes que lo volvían inverosímil. Sin embargo, cuando nos acercamos al caso de Eduardo Castex, uno pudo comprobar que las hijas de la mujer estaban escolarizadas, que ella realizaba algunas actividades y que el sometimiento denunciado o que las fuentes policiales comentaron en un principio, no eran rigurosamente de “cautiverio”. Lo cual, no le quitaba gravedad al hecho, porque si se reconstruye la historia de Belén Montiel se da cuenta de que son más de 19 años de violencia. Entonces hay que pensar que el cautiverio era psicológico, económico y a veces físico. Yo fui a verla el sábado a la mañana y era una mujer que estaba atravesando por una situación muy difícil y estaba muy preocupada por la cobertura que le estaban dando en otras provincias, con datos sobre abuso que no eran tales. La nota salió el domingo y se siguió insistiendo en la situación de cautiverio y en mi crónica está reflejada cuál es la situación en la cual había vivido. Esa es la cobertura. Lo que advertí, y es lo que creo que sucede en estos casos es que, cuando una mujer se anima a dar el paso de hacer la denuncia, hay todo un entorno que presiona para que no lo haga”.
“Lara, ex pareja de Belén, fue liberado ese mismo viernes porque no había lesiones físicas. Y a pesar de tener restricción de acercamiento, esa misma noche se había reencontrado con su hija. Y es algo inentendible porque la ley es muy clara, la violencia tienen varias formas de manifestarse. No es necesario que haya lesiones físicas para corroborarlo. Y además, las hijas no aparecían como víctimas. Entonces, es un caso sumamente complejo, donde lo llamativo periodísticamente era la cantidad de años que había permanecido sometida a esa violencia. Y en toda esa complejidad, durante la cual el diario Clarín publicó dos días con la palabra “cautiverio”, me encuentro con un recuadrito que dice “Clarín miente” en el diario La Arena. Y podemos discutir la utilización de la palabra “cautiverio” pero lo irracional y el ridículo en el que cae Leonardo Santesteban es que su diario publicó dos días seguido la misma palabra. Entonces, en esa ceguera que mantienen no fue capaz de hacer una autocrítica de su propia edición. Y lo que yo no quise dejar pasar es que, en el afán de meterse en la pelea gobierno – Clarín, Santesteban mete a trabajadores de prensa y empresa en la misma bolsa. Y mi respuesta fue para remarcarle la ridiculez en la que cayó por mantener esa obsesión y ese poder”.