Mordidas

Por Juan Carlos Martínez

Mordida es una palabra que tiene varios significados. Deviene del participativo morder. A modo de ejemplos, pueden señalarse cuatro: 1) Menoscabado, escaso, desfalcado; 2) Mordedura, mordisco; 3) Provecho o dinero obtenido de un particular por un funcionario o empleado, con abuso de las atribuciones de su cargo; 4) Fruto de cohecho o de sobornos.

El futbolista uruguayo Luis Suárez fue severamente sancionado por la FIFA por haber mordido a un jugador italiano durante el encuentro disputado entre Uruguay e Italia por el Mundial de Fútbol.

Suárez no podrá jugar al fútbol durante cuatro meses. Durante ese período tampoco podrá ingresar a ningún estadio y esa veda incluye la prohibición de estar con sus compañeros de equipo como si se tratara de una persona portadora de un virus letal para quienes se le acerquen.

Además, deberá pagar una multa de ciento diez mil dólares y vería frustrado su ingreso al Barcelona porque cuando finalice su sanción ya estará cerrada la fecha que fija la FIFA para la transferencia de jugadores de un país a otro.

Pareciera que la FIFA asume funciones propias de un tribunal judicial porque además de las sanciones previstas en sus reglamentos, interfiere en la vida privada de Suárez al limitar sus movimientos no ya como futbolista sino como ciudadano.

¿No basta con prohibirle jugar al fútbol y con obligarle a pagar una multa? ¿Por qué no puede ingresar a un estadio ni tomar contacto con sus compañeros de equipo?

Faltaría que en alguna de las sedes de la FIFA se construyan calabozos para que los transgresores como Suárez pasen un tiempo a la sombra como si fueran delincuentes.

No estamos avalando la actitud de Suárez, pero la medida es tan desproporcionada que uno se ve obligado a ensayar algunas comparaciones entre la mordida del futbolista uruguayo con las mordidas de los propios dirigentes de la FIFA.

Y aquí tenemos que repasar algunas de las tantas tropelías económico-financieras que la FIFA registra en su andar por el mundo con sus múltiples escándalos de corrupción.

Pero dejemos de lado las coimas, los sobornos y los negociados de esta corporación que maneja miles de millones de dólares y que no paga impuestos como si se tratara de una entidad de beneficencia.

Vayamos a lo estrictamente deportivo, es decir, al principal argumento que utiliza la FIFA para condenar a Luis Suárez.

Es verdad que morder a un rival, darle una patada intencional en los testículos o desfigurarle el rostro de un codazo no encajan en las mejores virtudes de un deportista.

Y aquí viene la paradoja, según lo que cualquier navegante de Internet puede encontrar entre la abundante información que circula por ese medio.

Pruebas al canto. “Brasil –dice una de esas informaciones- había decidido prohibir la venta de alcohol en los estadios de fútbol, debido a la violencia y la enorme cantidad de muertes que esto generaba. Sin embargo, uno de los mayores patrocinadores de FIFA es la cerveza Budweiser, por lo que la FIFA obligó a cambiar la ley de Brasil, permitiendo la venta de cerveza a través de la llamada Ley Budweiser. Una ley escrita específicamente para mantener el monopolio alcohólico de la FIFA”.

Y ahora la pregunta obligada: ¿Es más grave que un futbolista muerda a un rival que alentar el consumo masivo de alcohol en los estadios de fútbol?

Como en tiempos del medioevo, la FIFA se ha convertido en un verdadero tribunal de inquisición eligiendo a los herejes que de tanto en tanto hay que mandar a la hoguera.

Ayer fue Diego Maradona, hoy es Luis Suárez.

El mayor riesgo que corren los burócratas de la FIFA es que en algún momento las llamas de la hoguera los convierta en cenizas.