El mufa
Por Juan Carlos Martínez
Yo no sé si ese burócrata de la AFA (sigla de la que derivó afano en el lenguaje lunfardo) yo no sé, decía, si este hombre alguna vez jugó al fútbol.
Tampoco me consta que haya conocido aquellos campitos donde los pibes de su tiempo corrían detrás de una pelota de trapo.
La redonda fabricada con las medias que le robábamos a nuestros viejos, predecesora de la pelota de goma que pasó al olvido desde que llegó la tan querida número 5 de cuero.
Ignoro si este hombre alguna vez entró a una villa donde los pibes de ojos tristes y pies descalzos soñaban y sueñan con alcanzar el firmamento donde brillan las estrellas del fútbol.
La mayoría de ellos no llegó y muchos quedaron a mitad de camino, pero hubo uno que juntó los sueños de todos los pibes de ojos tristes y pies descalzos para alcanzar la cumbre más alta del universo futbolístico.
De la villa salió un rey sin corona, un mago sin galera, un artista que con sus piernas pintó maravillosos paisajes que llenaron de alegría millones de almas y corazones.
¡Que no habría dado yo, qué no darían millones de pibes de ojos tristes y pies descalzos para ser un mufa como él!