Silencios
Por Juan Carlos Martínez
La asociación de fiscales ha organizado para el 18 de este mes la marcha del silencio.
Ese día recordarán al fiscal Alberto Nisman al cumplirse el primer mes de su muerte.
La estridencia de los preparativos contradice abiertamente la denominación del acto.
El ruido se confunde con el aroma de la materia fecal que al decir del fiscal Stornelli proviene de algún pozo ciego que ha desbordado.
Cualquier asociación entre esos olores y la presencia de algunos personajes en la organización de la marcha es pura suspicacia.
Lo que está claro es que las categorías en que la vida divide a los vivos se ha extiendido a los muertos.
Hay vivos de primera clase y hay vivos de segunda clase.
También los muertos se dividen por clase.
No es lo mismo la muerte del fiscal Nisman que la muerte de las 85 personas sepultadas bajo los escombros de la AMIA.
En lugar de marchas de silencio organizadas por los fiscales hubo silencio de los fiscales -incluido el del propio Nisman- para investigar en serio el más grave atentado de nuestra historia.
Videla decía que el silencio era salud.
Y en medio de ese silencio el ruido de las balas imponía el silencio de la muerte.
La marcha del 18 en algo se le parecerá a los silencios de Videla porque el ruido a golpe será más sonoro que el falso silencio sugerido por los fiscales.