La "estrategia" de un enemigo de la Universidad pública
Por Juan Carlos Martínez
En el marco de su campaña política con vistas a las próximas elecciones, el senador Carlos Verna estuvo en la Universidad Nacional de La Pampa. Allí fue recibido por el rector, secretarios y decanos.
Ante sus anfitriones, Verna propuso una "alianza estratégica" entre la provincia y la Universidad dando por descontado que el pueblo de La Pampa volverá a elegirlo para gobernar nuevamente esta provincia.
La alianza que Verna propone incluye la creación de nuevas carreras y la reincorporación de otras.
En la gestión anterior, Verna también usó a la Universidad de La Pampa como escalón político para sus fines que, hay que decirlo, no eran ni son los que genuinamente quieren quienes defienden la Universidad pública.
Verna es uno de los políticos que se preparan para convertir al Estado y, por ende a la educación, en una herramienta al servicio de los sectores privados, tal como históricamente ha ocurrido en repetidas oportunidades en la Argentina.
Contemporáneamente a su presencia en la Universidad de La Pampa, el senador de los sobornos y de las fundaciones truchas se reunió con cuatrocientos profesionales ante quienes planteó los objetivos de su eventual futura gestión.
Un párrafo de la propuesta de Verna es todo un anticipo del ajuste que sin ningún pudor anunció ante los asistentes: "Nuestro primer objetivo es crear trabajo privado, estable, sustentable y decente, de los jóvenes que ingresan al mercado laboral sólo el 50% es absorbido por el sector privado, el otro 50% es del Estado, en los últimos cuatro años el empleo privado ha caído y el público subido, es hora de cambiar esta tendencia", aseveró Verna.
ENEMIGO DE LA UNIVERSIDAD PÚBLICA
Carlos Verna es uno de los enemigos de la Universidad Pública. Como senador de la Nación, cuando Domingo Cavallo hizo el salvaje ajuste presupuestario en las Universidades públicas, Verna mantuvo el silencio de los cómplices mientras los estudiantes de nuestra universidad que resistieron fueron reprimidos por la policía de Marín que ilegalmente había ingresado a las instalaciones del edificio de la calle Gil en Santa Rosa.
El ajuste de Cavallo eran medidas impopulares exigidas por el Fondo Monetario Internacional, uno de los organismos mundiales que han sembrado a lo largo y a lo ancho del planeta el hambre y la miseria de los pueblos.
No es el único antecedente que Verna registra con respecto a su postura universitaria. En 1975, siendo profesor en la Facultad Tecnológica de General Pico, abandonó a colegas y alumnos cuando una banda de matones dirigida por el delator Carlos Aragonés -recientemente incorporado a su equipo de trabajo junto a un golpeador de mujeres-- irrumpió en el inmueble para desalojar a los estudiantes y profesores que defendían un proyecto que no era funcional a la derecha.
Por estos antecedentes, a los que podríamos agregar otros no menos elocuentes sobre la postura de Verna, su presencia en la Universidad de La Pampa es un golpe bajo que ofende a quienes se resisten a convertir a nuestras universidades en plataformas políticas al servicio de sus propios enemigos.
Está probado que Carlos Verna es uno de los fieles servidores de los grupos económicos que pretenden apropiarse de las universidades públicas para imponer políticas contrarias a los intereses populares.