Una historia que se repite

Por Juan Carlos Martínez

 

El Banco Nacional de Datos Genéticos nació en 1987 en medio de una controversia. El eje de la discusión se planteó cuando el médico René Favaloro, entonces miembros de la CONADEP, propuso para dirigir el centro científico que iba a funcionar en el Hospital Durand a dos médicos de su confianza.

 

Uno de ellos era un genetista militar que había trabajado en el Hospital Militar durante la dictadura. Allí funcionaba una sala de maternidad donde nacieron hijos de jóvenes secuestradas que luego de dar a luz fueron asesinadas mientras sus hijos eran repartidos como mascotas.

 

Uno de los principales motivos del alejamiento de Favaloro de la CONADEP fue, precisamente, el rechazo que hicieron las Abuelas de Plaza de Mayo a uno de los profesionales propuestos por el médico para conducir el Banco Nacional de Datos Genéticos.

 

Chicha Mariani, una de las fundadoras y primera presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo lo recuerda de esta manera.

 

-Cuando se creó la CONADEP, el organismo que estaba presidido por el abogado Ricardo Colombres, ex rector de la UBA, funcionaba en las instalaciones del Teatro San Martín, en la calle Corrientes, muy cerca de la primera sede de Abuelas que estaba ubicada en la calle Montevideo al 500. Nos enteremos que el doctor Favaloro había propuesto para el funcionamiento del Banco Nacional de Datos el laboratorio de los médicos Emilio Hass y Luis Verruno, este último un genetista militar que trabajaba en el Hospital Militar justamente donde funcionó uno de los centros clandestinos durante la dictadura. Nada menos.

 

-Con Estela Carlotto, que entonces era la vicepresidenta de Abuelas, pedimos una reunión urgente con los miembros de la CONADEP. Nos concedieron la entrevista ese mismo día y allí fuimos a exponer nuestra preocupación.

 

-Cuando relatamos nuestra inquietud, el doctor Colombres no ocultó su asombro. ¡No puede ser! exclamó mientras pedía la presencia de Graciela Fernández Meijide, una de las secretarias de la comisión. Quiero que convoque de inmediato al doctor Favaloro, ordenó Colombres. No puedo precisar cuánto tiempo transcurrió desde ese momento hasta que llegó Favaloro porque nosotras nos retiramos de la reunión, pero sí recuerdo que el médico confirmó el dato que las Abuelas le habíamos proporcionado a la comisión. Como no le fue aceptada la propuesta, Favaloro renunció a la CONADEP, creo que poco tiempo después.

 

La propuesta de Favaloro mostró sus vínculos con personajes que, como el genetista Verruno, no podían ser ajenos y mucho menos ignorar lo que ocurría en el Hospital Militar, uno de los centros clandestinos utilizados para confinar y hacer parir a muchas jóvenes que desaparecieron después de dar a luz mientras los bebés eran repartidos entre militares, policías y civiles cómplices de semejante atrocidad.

¿Por qué el traslado del Banco?

 

El Banco Nacional de Datos Genéticos ha vuelto a ser centro de controversias a raíz de su traslado, según lo establece una ley que el parlamento aprobó en 2009. Mientras las Abuelas de Plaza de Mayo insisten con el traslado del BNDG que funciona desde 1987 en el Hospital Durand, otros sectores vinculados a la defensa de los derechos humanos se oponen al desmantelamiento de ese centro científico que funciona desde su creación en el Hospital Durand.

 

Entre quienes cuestionan el traslado se incluye la Asociación Anahí, un organismo creado justamente por Chicha Mariani, una de las fundadoras y ex presidenta de Abuelas de Plaza Mayo y principal artífice de la creación del Banco Nacional de Datos Genéticos.

 

En un comunicado que lleva su firma junto a las de Elsa Pavón, actual presidenta de la Asociación Anahí y Mirta Baravalle, cofundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, expresan lo que sigue:

 

 

-Consideramos necesario expresar nuestra opinión y sentir acerca del traslado del Banco Nacional de Datos Genéticos, ese Banco contiene la esperanza de encontrar a nuestros nietos desaparecidos por la última dictadura cívica militar y eclesiástica.

 

-Luego de una búsqueda incansable logramos al fin lo que tanto ansiábamos: poder identificar a nuestros nietos con respaldo científico y el Banco empezó a funcionar en el año 1984. Mucha gente de todas partes nos ayudó con donaciones, consejos, en tan difícil materia para nosotras y el mundo.

 

-Allí están depositadas las muestras de sangre de familiares que buscan a sus nietos desaparecidos, y guardadas celosamente las de los familiares de los nietos que faltan recuperar, destinadas a perdurar hasta el año 2050.

 

-Ese Banco ya recuperó más de un centenar de chicos robados por la dictadura, ha funcionado normalmente con mucho sacrificio a veces por falta de reactivos u otros elementos, que durante muchos años ayudamos a conseguir.

 

-No entendemos por qué hoy quieren anular esos más de 30 años de trabajo y sacrificios. Es un lugar que debería ser respetado, resguardado, preservado de todo intento de hacerlo desaparecer, nos resulta muy difícil entender si ésta es una maniobra para finalizar con nuestra búsqueda de niños, hoy adultos, o si se trata de una cuestión de intereses económicos y/o personales.

 

-Como ex integrantes y fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, hemos trabajado en aquel tiempo intensamente para encontrar la manera de demostrar a través de la ciencia, la identidad de nuestros nietos secuestrados solos, con sus padres o nacidos en el cautiverio de sus madres.

 

-No podemos menos que expresar nuestra preocupación y rechazo ante este atropello a la historia y a la memoria de nuestros desaparecidos.

 

-Queremos hacer llegar nuestro reconocimiento al personal técnico y administrativo del BNDG, sin cuyo aporte no podría haber funcionado, y hacemos extensivo nuestro afecto y agradecimiento a las directoras Dra. Ana María Di Lonardo y Dra. María Belén Rodríguez Cardozo por su incansable y muy eficiente labor desempeñada en la conducción del Banco.

 

La Plata, 7 de mayo de 2015