Libertad de expresión

Por Juan Carlos Martínez

 

Sonia y Carol Ebel, dos docentes de la Universidad estadounidense de Stanford, visitaron la Argentina en 1988. Su presencia en el país tuvo entre sus principales objetivos indagar sobre los periodistas desaparecidos y los niños apropiados durante la dictadura militar.
Con ese propósito hicieron diversas consultas y visitas, entre ellas al diario La Nación. Una síntesis de lo que obtuvieron en el diario de los Mitre fue publicada en la primera edición del libro La Abuela de Hierro (1995, páginas 184/185)).
P.- ¿Qué pasó con los niños que reclaman las Abuelas de Plaza de Mayo?
R.- Casi todos eran huérfanos, abandonados por sus padres guerrilleros. Las personas que se quedaron con ellos hicieron una buena cosa.
P.-¿Y qué pasó con el centenar de periodistas desaparecidos?
R.- De este diario no hubo ningún periodista desaparecido, de lo cual nos sentimos orgullosos.
En España, el rey Felipe VI acaba de entregar a Bartolomé Mitre el premio Luca de Tena concedido por el diario ultra católico ABC “por haber logrado mantener su independencia frente al acoso del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner”.
“Bartolomé Mitre –agregó el monarca español- ha hecho de la libertad de expresión norma primera en su libro de estilo y del diario”.
Al agradecer la distinción, Mitre lamentó que aún existan gobernantes que, “víctimas de su propia intolerancia, intentan acallar a los medios de comunicación”.
Coherente con la postura cómplice que La Nación mantuvo durante el terrorismo de Estado, el diario de los Mitre sigue llamando guerra al genocidio de 30.000 personas, continúa agitando la teoría de los dos demonios y califica de presos políticos a los asesinos, torturadores y apropiadores de niños condenados por jueces de la Constitución.
Distinguir a los Mitre en nombre de la libertad de expresión es como otorgarle el Nóbel de la Paz a un belicista.