La inquina de Carrió contra Ramos Padilla
Por Juan Carlos Martínez
Aunque lo haya dicho en sentido figurado, el lúgubre anuncio de Elisa Carrió sobre el juez Alejo Ramos Padilla, al decir que el magistrado “está muerto” y que “sólo falta que entre a un depósito”, no deja de ser una amenaza, propia de los grupos mafiosos conocidos y por conocer.
Además, forma parte de la inquina que la diputada chaqueña guarda hacia quienes, en su momento, como el juez de Dolores, se enfrentaron con el Grupo Clarín como defensores de las víctimas del terrorismo de Estado. Sabido es que Alejo, como abogado, estuvo junto a Chicha Mariani, una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo, en la búsqueda de su nieta Clara Anahí, robada tras el ataque a la vivienda de su hijo Daniel el 24 de noviembre de 1976.
En aquellos delitos de lesa humanidad se incluyó a Ernestina Herrera de Noble, la propietaria del multimedio, quien se apropió de dos menores de edad en plena dictadura y abandonó este mundo impune a pesar de las múltiples pruebas logradas en la causa judicial por el entonces juez Roberto Marquevich, destituido por el Consejo de la Magistratura luego de haber ordenado la detención de la apropiadora a finales de 2002.
Angustiada por la privación de su libertad, la viuda de Noble la preguntó a sus abogados si tendría que pasar las fiestas de fin de año entre rejas. La respuesta de Padilla Fox, uno de sus letrados, confirmó la influencia de Clarín sobre aquellos jueces que fueron funcionales o cómplices de la dictadura. “No se preocupe, nuestra gente ya ha hablado con la Cámara de San Martín y le han dicho que a Marquevich lo van a hacer mierda”.
El anticipo del abogado de la viuda de Noble se cumplió a rajatabla: el juez fue destituido por el Consejo de la Magistratura. El 12 de enero de 2003, una vez liberada, Ernestina escribió en Clarín un artículo en el que se refería a su detención. En uno de los párrafos incluyó una suerte de confesión que, sin embargo, no sirvió para interrumpir su impunidad.
“Muchas veces he hablado con mis hijos sobre la posibilidad de que ellos y sus padres pudieran haber sido víctimas de la represión ilegal”. En pleno desarrollo de la causa, cuando la viuda de Roberto Noble se resistía a someter a Marcela y Felipe a los exámenes establecidos por ley, Carrió salió a defender públicamente a la apropiadora.
“Los hijos de la señora de Noble son nuestros hijos” dijo para defender y sostener la impunidad de la poderosa empresaria y para asegurarse la protección de Clarín de cara al futuro, algo que por estos días adquiere mayor actualidad por la aparición del nombre de la diputada entre los involucrados en las actividades de la mafia que investiga Ramos Padilla. Tras la lectura de esta breve historia que incluyo en mi libro La Apropiadora, seguramente que el lector entenderá mejor porqué la inquina de Carrió contra el juez Alejo Ramos Padilla.