¿Quién le propuso al represor ser jefe de la Policía pampeana?

Por Juan Carlos Martínez

 

La memoria nos traslada a los primeros años del nuevo siglo: 2003, para ser exactos. Por aquellos, días la Argentina estaba dejando atrás los años de impunidad construidos por el Punto Final y la Obediencia Debida de Alfonsín y el indulto de Menem. El festejo de los involucrados en delitos de lesa humanidad se estaba apagando.

 

Las Pampa, que no había sido una isla como algunos pregonaban para salvar su ropa y la ropa ajena, comenzó a exhumar las atrocidades que sufrieron decenas y decenas de hombres y mujeres durante el terrorismo de Estado. Y así llegamos al histórico juicio –todavía en pleno desarrollo- de la Subzona 14.

 

Por el banquillo de los acusados desfilaron y siguen desfilando ex militares, ex policías y civiles que participaron en acciones represivas como secuestros, torturas, violaciones y todo tipo de escarnios contra sus indefensas víctimas.
Ninguno de ellos ha aceptado los cargos que se les imputan. La negación y la mentira son sus respuestas. Cobardes y miserables hasta el extremo de descargar sobre sus víctimas todo tipo de agravios.

 

La nota la acaba de dar el ex policía Hugo Marenchino, condenado a ocho años por el tribunal que lo juzgó con todas las garantías que establece la Constitución Nacional y los tratados internacionales.

 

En un pasaje de su declaración, el ex policía incluyó un dato que sirvió para exhumar y confirmar sus vínculos políticos con algunos encumbrados dirigentes pampeanos.

 

Como para fortalecer la reputación que él mismo se atribuye, reveló que en 2003 le ofrecieron el cargo de jefe de la Policía provincial.

 

No dio nombres, pero la memoria se instaló en aquel momento. En el año 2003, hasta el 10 de diciembre, el gobernador fue Rubén Marín, sucedido ese mismo día por Carlos Verna.

 

La pregunta es inevitable: ¿Marín o Verna tuvieron que ver en aquella presunta propuesta?

 

El más cercano al condenado policía era entonces el actual gobernador desde sus tiempos de senador, cuando ejercía la presidencia de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la cámara alta.

 

Marenchino, que entonces se desempeña como policía en Eduardo Castex, hacía las veces de puntero político de Verna distribuyendo pensiones que el senador mandaba desde el Senado de las coimas.

 

Hay que agregar otro dato en el que aparece la entonces vicegobernadora Norma Durango. La actual senadora pidió, en su momento, “una segunda oportunidad” para el policía que fue condenado por delitos de lesa humanidad.

 

¿Qué busca Marenchino al incluir un dato político frente al tribunal? ¿Influir en su decisión? ¿Dejar pegados a quienes en su momento lo usaron políticamente para sumar votos?

 

Después del misil que acaba de lanzar Marenchino en su declaración de esta semana, hasta ahora nadie se ha dado por aludido.

 

Mejor mantener la boca cerrada… por si las moscas.